Tuve la fortuna de conocer desde muy joven a Germán Vargas Lleras cuando en 1988 el Nuevo Liberalismo entra a participar del gobierno de Barco en el Ministerio de Agricultura con Gabriel Rosas Vega, quien tuvo a bien nombrar como su secretario privado al hoy Ministro del Interior y al suscrito como secretario general, donde cultivé su amistad y desde entonces profeso por él admiración por su formación y fuerte liderazgo, propio de su estirpe, quien ha trasegado la vida pública con limpieza y exitosa desde Concejal, Senador y Ministro de Estado, donde se ha destacado con una productiva labor Legislativa y grandes ejecutorias en el Gobierno de Unidad Nacional liderando las reformas y Leyes más importantes que le han dado instrumentos para que el gobierno inicie una verdadera transformación social del país. En la campaña presidencial anterior con una dosis refrescante para la patria, sorprendió con la segunda votación más alta en la primera vuelta, como reconocimiento a su trayectoria, claridad en las propuestas y solvencia en los debates, y sin duda los colombianos lo perciben como aquel dirigente en turno para suceder a Santos. Pero como las cosas en política son imprevisibles, y en el país del “sagrado corazón” suceden cosas, le corresponde al Mininterior guardar sus aspiraciones hasta el 2018 porque se dá por descontado el proceso reeleccionista que se surtirá en el 2014, y en ese orden de ideas quedan 6 largos años para consolidar y mantener su candidatura, resolviendo algunas circunstancias que no son de menor cuantía, como es la unión de Cambio Radical en el partido Liberal, lo cual no avanza porque quienes manejan un partido se engolosinan con el poder de los avales y los recursos del Estado por la actividad electoral. El Liberalismo después de la crisis se está reencontrando con su vocación de poder y hoy se aprecia esta colectividad con respecto y sin duda se auguran mejores tiempos, pero sin liderazgos consolidados, luego creo que debe ser muy pronto la llegada de nuevo de German Vargas Lleras donde sin duda sería su jefe indiscutible. Como van las cosas el liberalismo va a ser definitivo en la reelección de Santos y seguramente en esta oportunidad operarán las alianzas partidistas pero eso no quiere decir que hacia el 2018 no vaya con candidato propio, y ojalá hacia allá sea el gran partido, unificado y consolidado. Esta reflexión apunta hacia descongelar en el corto o mediano plazo los acercamientos y las decisiones de Cambio Radical y del Liberalismo.