Llama la atención la exposición realizada en el Senado de la República, relacionada con el aumento de la contribución cafetera, tasada en seis centavos de dólar Llama la atención la exposición realizada en el Senado de la República, relacionada con el aumento de la contribución cafetera, tasada en seis centavos de dólar por libra exportada. Estos recursos se reinvierten a través del Fondo Nacional del Café entre 563.000 familias cafeteras propietarias de aproximadamente 3 millones de hectáreas sembradas, de las cuales el 99% pertenecen a pequeños productores con menos de 10 hectáreas. Y definitivamente para el Huila resulta crucial las definiciones que sobre este tema se plasmen, considerando que el grano ha venido contribuyendo en el desarrollo sostenible de nuestra región. Y de paso haciéndonos merecedores del primer lugar en la producción de café especial por encima de otros departamentos. Por esta excelsa calidad los cafeteros se hacen acreedores de primas que representan un mayor precio que, sumado al precio básico se transfiere en más de un 95% al productor. Es hora de levantar un coro de voz frente al aumento de dicha tasa, pues pareciera que el gobierno olvidara la historia que han tenido que padecer los cafeteros quienes han venido disminuyendo la producción del grano. Antes de 1990, se producían en promedio, aproximadamente 16 millones de sacos de café al año; existía el sistema de cuotas asignadas a cada país a través del Acuerdo Internacional del Café, el cual terminó en julio de 1990 y se impuso la libre producción de cada país, regulada por la oferta y la demanda del grano, lo que incidió en la disminución de la producción al no tener asegurada la compra de toda su producción y una baja en los precios, producto de la sobreoferta. Posteriormente en 1992 llegó al país la plaga de la broca lo que obligó a la erradicación de 60.000 hectáreas de cafetales sembrados, ocasionándose una de las mayores crisis en el sector y a partir del año 2009 los cambios climáticos, el rebrote de la roya, afectó la producción reduciéndola a 7,81 millones de sacos y a pesar de los esfuerzos de la Federación Nacional de Cafeteros y el Gobierno Nacional dirigidos al control de la roya y la renovación de los cafetos lo cual mejoro la producción, seguimos padeciendo dado que la cosecha del año 2011 se vio afectada por la ola invernal del 2010, la mayor en la historia de Colombia, lo cual afectó a la producción que empezaba a crecer, reduciéndola a 7,8 millones de sacos. Con la llegada del TLC y el aumento de la contribución cafetera vendrían épocas difíciles para la caficultura que podrían romper con la política de ahorrar en las vacas gordas para prevenir situaciones de vacas flacas.