El socialista François Hollande ganó la primera vuelta de la presidencial francesa y “confía” en su capacidad para desbancar al presidente saliente Nicolas Sarkozy PARÍS, AFP El socialista François Hollande ganó la primera vuelta de la presidencial francesa y “confía” en su capacidad para desbancar al presidente saliente Nicolas Sarkozy a pesar de un resultado histórico de la extrema derecha que podría pesar en la segunda vuelta. Hollande y Sarkozy, ambos de 57 años, se enfrentarán el 6 de mayo en la segunda vuelta electoral, de importancia capital en Europa ante el actual contexto de crisis de la zona euro, pero la dinámica es favorable al socialista, que puede contar con la reserva de votos de los otros candidatos de izquierda y de los ecologistas. El presidente saliente tendrá por su lado el desafío de atraer al centro y a la extrema derecha, que cosechó el mejor resultado de su historia. Según los resultados casi definitivos del Ministerio de Interior referentes a un 99% del cuerpo electoral, el candidato socialista recabó un 28,56% de votos contra un 27,07% Nicolas Sarkozy, que pierde su apuesta de ganar la primera vuelta para propiciar una nueva dinámica de aquí a la segunda vuelta. La candidata de extrema derecha Marine Le Pen figura en tercera posición, con un 18,12%, seguida del representante de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon (11,10%) y el centrista François Bayrou (9,11%). Ante una muchedumbre entusiasta de simpatizantes reunida en Tulle (sur), Hollande dijo que “está confiado” y se ve como “el mejor situado para ser el próximo presidente”. Presentó el resultado como una “sanción” a Sarkozy y reconoció el resultado histórico del Frente Nacional. Según tres sondeos publicados este domingo por los institutos IPSOS, IFOP y Harris, Hollande se impondría holgadamente en la segunda vuelta con 54 a 54,5%, contra 45,5 a 46% el presidente saliente. Sarkozy afirmó que también afronta la segunda vuelta “con confianza” y propuso tres debates antes del 6 de mayo “sobre cuestiones económicas y sociales, sobre cuestiones de sociedad y cuestiones internacionales”. Hollande rechazó de inmediato la idea y dijo que el único debate previsto tradicionalmente es suficiente. El candidato socialista se pronunció a favor de “reorientar a Europa por el camino del crecimiento y el empleo”, tras prometer en la campaña que si es elegido renegociará el tratado de austeridad fiscal aprobado por la casi totalidad de los países de la UE en marzo. Hollande viajó la noche del domingo de Tulle a París, donde daba los últimos toques a su profesión de fe para la segunda vuelta, que se imprimirá este lunes. La otra sensación de esta elección, aunque haya quedado fuera de la contienda, fue Marine Le Pen, de 43 años, que logra el mejor resultado de la historia del ultraderechista Frente Nacional en unos comicios presidenciales. “La batalla por Francia no ha hecho más que empezar”, declaró Le Pen tras conocerse el resultado. “Hemos hecho estallar el monopolio de los dos partidos de la banca, la finanza y las multinacionales”, añadió, y adelantó que el 1 de mayo anunciará a cuál de los dos finalistas apoyará. Sendos sondeos Ipsos y Harris Interactive realizados la noche del domingo muestran que 44 a 69% de sus electores puden votar a Sarkozy, 17 a 18% a Hollande. Históricamente, la extrema derecha nunca ha dado consignas de voto en la segunda vuelta de una elección presidencial. En su editorial del lunes, el diario Figaro, cercano a Sarkozy, hace un llamamiento directo a los electores de Marine Le Pen, “que pese al éxito de su candidata estarán huérfanos en la segunda vuelta”. El candidato de la izquierda radical Jean-Luc Mélenchon, que quedó lejos del tercer puesto que ambicionaba, llamó inmediatamente a “derrotar a Sarkozy”, es decir a votar por Hollande. “Nuestro pueblo está decidido a pasar página de los años Sarkozy”, dijo. El centrista François Bayrou quedó quinto muy por debajo del 10% y del 18,57% que obtuvo en 2007. Muy por detrás, figura la ecologista Eva Joly (2,26%), que instó a votar por Hollande en la segunda vuelta. Los cuatro candidatos restantes quedaron muy por debajo del 2% de votos. La participación fue de un 80%. Unos 44,5 millones de electores estaban convocados a las urnas. El ganador de la segunda vuelta presidirá durante cinco años una de las principales potencias mundiales, miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, con un poder casi sin parangón en el mundo democrático. En caso de ser elegido, Hollande sería el primer presidente francés de izquierda desde François Mitterrand (1981-1995). La crisis -marcada por la explosión del déficit y la deuda y un desempleo de 10%- proyectó su sombra sobre la campaña, obligando a los candidatos a abordar la desindustrialización y a reclamar mayor proteccionismo europeo y el retorno al equilibrio de las cuentas. Hollande, ex secretario del Partido Socialista de 1997 a 2008, fue designado en las primarias socialistas de 2011, y logró convertir la elección en un referéndum contra el quinquenio de Sarkozy, apodado el “hiperpresidente” por su activismo en todos los frentes. Sarkozy, que batió récords de impopularidad, intentó eludir su balance económico y social y distanciarse de la imagen de “presidente de los ricos”, desarrollando una campaña muy de derechas, agresiva, basada en la seguridad y la inmigración.