Crear más municipios: un autogol. Por Germán Palomo García

Otra de las discusiones mediáticas entre la Asamblea y la administración departamental tiene que ver con los intentos de Bruselas, Pacarní y San Adolfo, pujantes inspecciones de otros tantos municipios de convertirse en tales con variados argumentos pero con muy poco de sensatez y más con entusiasmo veintijuliero. Son tantos los municipios que tiene el país que ni el Dane ni las demás instituciones se ponen de acuerdo para decir cuántos son. Pero son tan pocos los boyantes presupuestalmente que por su crítica situación fiscal y financiera provocaron la famosa Ley 617/00 y son eternos pedigûeños. Constitucionalmente, se dice que Colombia es un país de regiones lo cual no es cierto ni por el centralismo reinante y de nuevo cuño gracias al actual gobierno de Santos como tampoco por la nula identidad entre las tradicionales denominadas Caribe (quizás la más homogénea), Surcolombiana (hoy Sur macizo que tampoco convence) o Pacífica, para citar unas pocas. Ni siquiera al interior de los departamentos hay identidad territorial y municipios que podrían convenir administraciones conjuntas u obras de beneficio común (caso Pital – Agrado) no promueven acciones en ese sentido porque no está en la mente de sus gobernantes y dirigentes. Tampoco ha tenido éxito la llamada planeación espacial que procura asociaciones de municipios cercanos geográficamente pero dependientes administrativamente de otros departamentos (caso Flandes, Tolima, con Girardot, Cundinamarca). Han sido tantos los fracasos de integración regional que producen efectos contrarios como los intentos de las tres inspecciones por erigirse en municipios sin mayores argumentos. De ahí que me hayan parecido sensatas las posiciones de la gobernadora Cielo González Villa y de su jefe de Planeación de bajarle el entusiasmo a estas iniciativas porque, desde el punto de vista administrativo, fiscal o financiero no tienen asidero. El estudio dirá que a duras penas pagarán concejales y administración lo cual generará la tradicional dependencia de los recursos de la Nación. ¿Para qué? Si los municipios de los que dependen administrativamente no están invirtiendo en esos lares son otras las soluciones. Hoy un mecanismo más eficaz está funcionando a nivel mundial: Las ADEL, o agencias de desarrollo local que vale la pena promover mucho más que pensar en ser municipios. Consulten la red nacional de ADEL que puede ayudar.