Con motivo de la conmemoración de los 400 años de Neiva, se han venido anunciando una serie de actividades, entre ellas el reconocimiento a personajes huilenses que de alguna manera, han sido célebres dentro del devenir de la ciudad y del departamento. Eso esta bien; hay muchos huilenses con sobrados merecimientos para ello, que han hecho quedar bien a los neivanos y a los huilenses en general, pero lo que no está bien, es que de la noche a la mañana aparezcan por arte de la lagartería, personajes que han sido vergüenza de nuestra región, pero tienen sus mandaderos para que promuevan sus nombres, como siempre ha sucedido, como si hubieran sido los redentores de la ciudad y de la región. Hay que tener ojo avizor, para que evitar que esta especie de colados, que siempre aparecen, que pretenden ganar indulgencias con padrenuestro ajeno, se apoderen, como aves de rapiña, del sentimiento especial de reconocimiento que se pretende otorgar, por su cuna, por todos los méritos, excelsas virtudes, ejemplo irrefutable en todos los órdenes de la vida, y que exista esa feliz coincidencia entre el personaje enaltecido y el sentimiento especial de los neivanos. Tengo entendido, según información conocida, por entrevista realizada al doctor Yepes Barreiro, nuestro coterráneo magistrado en el Consejo de Estado, en LA NACIÓN, por gestión solamente atribuible a él, que debemos agradecer, al traer un evento académico como un acto más de reconocimiento a la ciudad por su efemérides, y anuncia conferencias sobre diversos temas de importancia del Derecho Público, máxime cuando recientemente se expidió el nuevo Código Contencioso Administrativo y ahora el decreto reglamentario del estatuto de contratación estatal, y no podemos omitir las disertaciones sobre lo que fue y no fue, o ha debido ser, de la reforma judicial, que dicen es una reforma política mas que judicial, desconociendo que se trata de la reforma a la Constitución Política, que desde luego, incluye temas judiciales, mas aun cuando de trata de descontaminar la rama judicial de esa detestable intromisión de la política en la administración de justicia.
Entre otros conferencistas, están personas de nuestra región, muy respetables por cierto, que deben aprovechar la oportunidad para lucirse en proponer, comentar y hacer las reflexiones jurídicas, que verdaderamente despierten la admiración de propios y extraños, y no a hacer como siempre, mas de lo mismo, contribuir con estos actos a realizar la danza de los elogios mutuos, en una ramplonería detestable y servil, con el único afán de ganar escaños a sus aspiraciones en la magistratura acompañadas de buenas pensiones, tan de moda en la actualidad. Hay que aprovechar estas oportunidades para el lucimiento intelectual, no para el narcisismo.