Infracciones graves al DIH

Erróneamente se ha dicho que tanto en la guerra como en el amor todo es válido. Erróneo por que la guerra tiene límites, en el amor quien piensa lo contrario. Luis Alfredo Ortiz Tovar Erróneamente se ha dicho que tanto en la guerra como en el amor todo es válido. Erróneo por que la guerra tiene límites, en el amor quien piensa lo contrario. Ninguna guerra es justa, por ello dicho mecanismo está proscrito como forma de resolver conflictos, y es precisamente porque ahí es donde más se comenten aberraciones contra la dignidad humana. Es entonces esa la razón por la cual cuando el ser humano en su estado de inhumanidad la utiliza no obstante su prohibición, ella debe tener una regulación que impida llegar a márgenes de barbarie. De lo anterior se encarga el Derecho Internacional Humanitario, colocándole límites a los métodos y medios de guerra, y protegiendo a las víctimas de la confrontación, como las personas civiles quienes no intervienen en ella  y quienes directamente resultan víctimas  como los combatientes heridos, enfermos o hechos prisioneros. Cuando algún actor  participa del Conflicto Armado, debe respetar estos mínimos de humanidad referidos en estos instrumentos jurídicos. Cuando se ataca indebidamente a la población civil, cuando se retienen o secuestran personas que no participan de las  hostilidades, cuando se utilizan métodos o medios  prohibidos como la perfidia o armas no convencionales se está infringiendo el acervo normativo y ello debe generar una sanción de tipo penal no solo a nivel interno sino incluso de carácter internacional. Hoy estamos recordando a Bojayá una de tantas zonas olvidadas de nuestra geografía, donde hace diez años la población civil fue vilmente atacada con un arma no convencional(cilindro bomba), en un lugar protegido por las normas del Derecho Humanitario, una Iglesia, signo inequívoco del barbarismo con que se hace la guerra en nuestro país. Frente a un testimonio escuchado de un familiar víctima del secuestro de civiles, se dijo que hay versiones de que a alguno de ellos se les está utilizando como “mulas” para  transportar droga al Brasil. De ser ello cierto,  hasta donde hemos caído frente al desprecio por la persona humana; y el mas reciente acto luego del ataque a una patrulla militar, un periodista extranjero fue retenido por la insurgencia, hecho que igualmente riñe con la normativa universal dado que al no estar empuñando las armas no tiene la condición de combatiente, convirtiéndose automáticamente en persona protegida. No hay duda, en Colombia el Conflicto Armado sigue siendo Macondiano al superar cada día la realidad a la imaginación. Nuestro reclamo como ciudadanos es que se respete por todo aquel que participa del Conflicto como actor, las reglas del Derecho de la guerra.