Páramo de Miraflores. Por Rodrigo Villalba Mosquera

El calentamiento global como el agotamiento del recurso hídrico son problemas grandes a resolver por nuestra sociedad, y por ende la postura que tenemos que asumir los dirigentes del Huila El calentamiento global como el agotamiento del recurso hídrico son  problemas grandes a resolver por nuestra sociedad, y por ende la postura que tenemos que asumir los dirigentes del Huila, frente al impacto negativo con la explotación petrolera en la zona “protegida”  del Páramo de Miraflores y su entorno  en la  próspera región del circuito agroturístico  Silvania – Zuluaga, en la parte alta entre  los municipios de Gigante y Garzón,  que nada tiene que envidiar al antiguo eje cafetero  y que su defensa no puede ser menor a la hecha por la dirigencia santandereana sobre el Páramo de Santurbán. En esta zona cafetera, en un  departamento que hoy ocupa el primer lugar en la producción del grano a nivel nacional, hace varios años viene extrayendo el petróleo en una cantidad limitada generando algunas regalías para la región pero destrozando el pavimento de la vía de acceso que con tanto esfuerzo logramos conseguir, y hoy con el “boom” energético  no solamente aumentaron el radio de acción en la exploración y explotación del crudo sino que  han llegado  multinacionales a operar el área con las consecuencias devastadoras de dicha actividad, de tipo social, económico y ambiental. Se crea un “espejismo” atrayendo gente de todas partes,  el costo de vida se incrementa, la seguridad ciudadana se altera;  y lo más grave está en lo ambiental; pues para la explotación de petróleo se requiere un volumen mayor de agua las que se llaman “asociadas a la producción de crudo”, que son generalmente de características físicoquímicas y microbiológicas no aptas para vertimiento sin tratamiento previo, debido principalmente a que se encuentran contaminadas con hidrocarburos, fenoles, sales,  BTEX, grasas y aceites, cloruros y en muchos casos hacen que  sea más salada que el agua de mar. Por cada barril de petróleo que se extrae se requiere siete o más barriles de agua, lo que conlleva a que se  agoten los humedales y los nacederos, se puede producir la desertización de la zona y estos vertimientos continuos a  riachuelos, quebradas o ríos afectan la flora, fauna, microflora y microfauna y hasta la salud humana. Antes recibíamos regalías que de una u otra manera servían para mitigar los impactos negativos de la explotación del crudo, pero ahora sin éstas qué estímulos podemos tener para permitir dicha explotación y dejar afectar de manera grave una zona tan productiva y tan hermosa. Mientras no haya mayor rigor en los  procedimientos para tratar realmente esta agua con ese grado de contaminación  no podemos permitir que saquen un solo barril de petróleo.

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