‘La realidad defrauda muchas veces’

El novelista y melómano Juan Carlos Garay regresa al terreno de la ficción con su segunda novela ‘La canción de la Luna’, obra que será presentada hoy en Neiva. El novelista y melómano Juan Carlos Garay regresa al terreno de la ficción con su segunda novela ‘La canción de la Luna’, obra que será presentada hoy en Neiva. HEBER ZABALETA PARRA LA NACION, Neiva “La realidad defrauda muchas veces. Si yo veo un noticiero completo termino deprimido. En cambio con la imaginación uno puede crear mundos posibles. Tal vez esa es la razón por la cual escribo novelas”, afirma el  escritor Juan Carlos Garay en entrevista con LA NACION. El novelista y melómano  hoy hará la presentación de su novela  ‘La canción de la Luna’ en la Plazoleta Cultural de la Biblioteca de Comfamiliar UIS Norte  a partir de las 6:30 pm La novela plantea la historia de un monje que descubre que no puede alcanzar la iluminación porque le zumba una melodía en la cabeza. Un coleccionista de música rescata y restaura la guitarra que le perteneció a la leyenda del blues Charley Patton. Ambos personajes están por juntarse en pleno corazón de San Francisco, donde vivirán episodios extravagantes Su libro ‘La Canción de la Luna’ habla de obsesiones: astronáutica, religión y música, ¿por qué? Creo que son mis grandes obsesiones. Yo tenía una tarea pendiente en la vida que era estudiar astronomía, así que en 2009 me fui a Buenos Aires a hacer esos estudios: aquí donde me ve, soy diplomado en Astronomía General. Y eso me ayudó mucho a construir la novela, a darle esa dimensión cósmica, que es también una sensación que te da el estudio de las religiones, así como el sumergirse en la música. A propósito, ¿de dónde surge el título ‘La Canción de la Luna’ del libro que presentará hoy en Neiva? Es curioso porque durante todo el tiempo que estaba escribiendo la novela, en mi mente se iba a llamar “La luna”, a secas. Es eso, es la historia de unos personajes obsesionados con la luna. Pero entonces un amigo me dijo: “¿La luna qué? ¿La luna llena? ¿La luna redonda? ¿La luna brillante? Ahí le falta un adjetivo”. Y me dejó pensando. Luego un editor que en un principio se mostró interesado en la novela pero que al final no la publicó, me dijo: “Oiga, esa novela suya es como una canción”, y de ahí salió el título. Usted es novelista y melómano, ¿cómo es el complemento de estas dos actividades? Yo siento que la música le enseña a uno muchos trucos que después se pueden aplicar a la escritura: el ritmo, la cadencia, el sonido de las palabras, la extensión de las frases, son elementos que un escritor puede aprender a manejar con sentido del oído. Conocemos que al principio quiso ser intérprete de guitarra eléctrica, pero luego de aprender varios acordes y tomar un par de clases de solfeo desistió misteriosamente. ¿Qué no le gustó? ¡Al contrario! De la guitarra todo me gusta. Lo que pasa es que se requiere mucha disciplina y yo en ese momento… tenía trece años… yo quería ya ser Eric Clapton, ser un duro de la guitarra eléctrica. Entonces digamos que me faltó paciencia, y un buen día decidí dejar la guitarra y cambiarla por el teclado, ¡pero el teclado del computador! ¿Qué extraña de su trabajo como corresponsal del Magazín Dominical de El Espectador? ¡Uf! ¡Extraño el Magazín Dominical! En general extraño esa costumbre editorial de publicar un suplemento de temas culturales los domingos. Esos suplementos son como una especie en vía de extinción, y eran oportunidades maravillosas para leer temas de fondo, más allá de las crudas noticias. ‘La nostalgia del melómano’, su primera novela, ¿qué enseñanzas le dejó para su segundo libro? Yo me siento muy orgulloso de esa primera novela, creo sobre todo que es un libro muy “limpio”, bien estructurado, bien narrado. Pero para la segunda novela quería hacer algo un poco más audaz, más experimental. Entonces en este nuevo libro hay saltos en el tiempo, hay sueños, hay mucha fantasía. Diría que la primera novela me enseñó a manejar las reglas y la segunda me enseñó a quebrantarlas. Usted estudió periodismo, ¿por qué la obsesión por la ficción? ¿Qué no le atrae de la realidad? La realidad defrauda muchas veces. Si yo veo un noticiero completo termino deprimido. En cambio con la imaginación uno puede crear mundos posibles. Tal vez ésa es la razón por la cual escribo novelas. Fue muy destacada su participación en Cinexcusa. ¿Cuál es su evaluación de este festival de Cine en Neiva? ¿Tiene futuro? Creo que es uno de los eventos culturales de más peso que tiene esta ciudad. Detrás del pretexto, que es ver cine, lo que hay es una reflexión profunda cada año sobre temas sociales, sobre temas humanos. Conozco a sus organizadores y, sinceramente, son unos quijotes que logran todo lo que se proponen. Ojalá hubiera más personas así. ¿Se puede hablar de periodismo cultural en Colombia? Sí, pero somos una especie rara y pequeña. En general en Colombia se entiende por periodismo el relato del acontecer político. Y yo la política no la entiendo, me parece turbia. Prefiero la transparencia de las artes. ¿Qué espera de la presentación hoy de su novela en Neiva? Espero encontrarme con otras personas que también compartan esa fascinación con la luna. Es decir, hay un faro natural que está en el cielo todas las noches y es de una gran belleza y también de un gran misterio. ¿Por qué está allí? ¿Qué influencia tiene sobre nosotros? Todas esas son las preguntas que quiero compartir en el evento. ¿Cuáles son los escritores colombianos que usted recomendaría hoy y por qué? Ando un poco escéptico en estos días. Recomendaría más bien a los escritores leer un libro que salió hace poco con reflexiones de vida acerca de la poesía y el oficio de escribir. Se llama “Método fácil y rápido para ser poeta” del maestro Jaime Jaramillo Escobar. El título es confuso: el libro no es ni fácil ni rápido, pero es una lección a cabalidad para todo aquel que aspira, no a escribir poesía, sino a escribir con poesía, con una mirada poética. ¿Sigue siendo muy centralista la literatura colombiana, a pesar del trabajo que se hace en las regiones? ¡Es que incluso en la capital somos muy regionalistas! Yo escribí una novela sobre la luna porque en este momento de la vida me interesan más los temas universales, la astronomía, el hecho de mirar hacia el cielo en lugar de estar mirándonos los ombligos. Cuando uno contempla el cosmos, con o sin telescopio, se da cuenta de que somos insignificantes, y nuestros problemas también lo son. Un mensaje a los nuevos escritores, a los jóvenes que aspiran a escribir Escribir es un talento que debe convertirse en una disciplina. Cada uno tiene que decidir qué género explorar de acuerdo con su capacidad de disciplina: para escribir un poema se necesita la inspiración de un día, incluso de unas cuantas horas. Para escribir un cuento se requiere más trabajo. Para hacer una novela, yo diría que son años. Que cada cual elija. Los nativos digitales: ¿una amenaza o una oportunidad? A mi lo que me preocupa de la gente que sólo lee en internet y que nunca ha cogido un libro es que su panorama es mucho más inmediatista, menos contemplativo. También tengo la impresión de que al tener en internet todos los datos al alcance de la mano, se han vuelto menos curiosos. Para mí la curiosidad es una virtud. Pero en general soy un nostálgico. Si fuera por mí, que siguiéramos oyendo música en discos de vinilo, con tocadiscos de aguja. ¿Qué impresión tiene hoy del Huila y sus escritores? Yo todavía me sorprendo con “La Vorágine”. Me encanta esa manera de narrar, esa exuberancia, ese contacto pleno con la naturaleza. En cuanto a los escritores actuales, bueno, quiero conocerlos: los invito a mi lanzamiento esta tarde. Juan Carlos Garay nació en 1974. En principio quiso ser intérprete de guitarra eléctrica. Estudió Periodismo en la Universidad Javeriana, después cursó estudios de postgrado en periodismo cultural en American University of Washington. Foto Oscar Roldán

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