La Sexta W fue sometida a cambios físicos a finales del año pasado cuando le pusieron las tuberías de aguas negras, pero hoy sigue igual, cada vez que llueve se empoza el agua. Los vecinos del barrio Santa Inés y los conductores dicen que todo continúa mal luego de los trabajos. La Sexta W fue sometida a cambios físicos a finales del año pasado cuando le pusieron las tuberías de aguas negras, pero hoy sigue igual, cada vez que llueve se empoza el agua. Los vecinos del barrio Santa Inés y los conductores dicen que todo continúa mal luego de los trabajos. La ingeniera de EPN dice que se deben construir las redes de aguas lluvias para que el líquido evacue. LA NACIÓN, NEIVA Los conductores de Neiva y las familias que residen en el barrio Santa Inés dicen que de nada sirvió que la Carrera Sexta W estuviera cerrada por espacio de dos meses, con el fin que los problemas de estancamiento de aguas cada vez que llovía se acabaran, si hasta ahora todo sigue igual. Cada vez que llueve en la ciudad esta vía se inunda perjudicando el paso de peatones, conductores de carros y motocicletas, porque la ‘laguna de agua’ que queda no tiene desagüe, razón por la cual el cruce se hace difícil a tal punto que varios carros se quedan varados cuando la pasan, o los más osados como los motociclistas se suben a los andenes con el fin de evitar un percance. “Esto es una osadía, cómo es que dura tanto tiempo cerrado por culpa de las obras y la calle está peor. A diario el agua permanece sobre la vía, son aguas negras, hay malos olores”, dijo John Murillo, un conductor de la ciudad. La comunidad afectada asegura que no sólo son las familias del Santa Inés, sino quienes residen en barrios como Acrópolis, Portal de San Felipe y California, quienes encuentran en la Carrera Sexta W la vía más rápida para entrar y salir de sus casas. “No se sabe qué hacen con la plata, porque tanto tiempo colocando unos tubos para que esto quede igual o peor. El Alcalde no hace nada, no viene y se da cuenta de esta piscina de agua negra que tenemos en la entrada a los barrios”, acotó Felipe Martínez, residente en el barrio Santa Inés. Agregó, que el paso se pone peor cuando los dos carriles de la avenida se llenan de agua, provocando largos represamientos de carros, especialmente en las horas pico. Ante los hechos, la ingeniera de las Empresas Públicas de Neiva, Mónica Isabel Castro, manifestó que en el tramo afectado se hizo una reposición de las redes del alcantarillado. Dijo la ingeniera Castro que para que se acabe el problema se deben instalar una tuberías de aguas lluvias que ayuden a evacuar el líquido del lugar, además ese trabajo debe ser coordinado entre la Universidad Surcolombiana, las Empresas Públicas de Neiva y la Secretaría de Planeación Municipal. Alcantarillado En el mismo sector de Santa Inés, comenzó el cambio de las redes del alcantarillado en todas las manzanas de este barrio. Los trabajos que comenzaron desde finales de octubre pasado tienen molestos a los vecinos, especialmente los que viven en las calles peatonales, quienes dicen que están cansados de tener en las entradas de sus viviendas montañas de arena que ahora con las lluvias son lodazales. Según los vecinos, los trabajos están demorados y eso afecta la movilidad de la gente y a los dueños de las tiendas, a quienes les taparon las entradas con tierra. “Lo peor es la entrada a las casas en las noches, la gente se arriesga al subirse a esos arrumes de tierra que hay. Es una situación que se está extendiendo mucho de tiempo”, dijo Sergio Gaitán. Según la ingeniera Isabel Castro, se cambiarán las redes de todas las calles de Santa Inés, porque las tuberías cumplieron su ciclo luego de más de 30 años de uso. “Se cambiarán 12.000 metros lineales de tuberías en PVC, Pavco. Entendemos las quejas de la gente, pero no han sido trabajos improvisados, desde antes de comenzar la obra se le avisó a la gente, las lluvias retrasan los trabajos, también encontramos que colocaron rejas sobre las tuberías y en el momento de hacer las acometidas son problemas que retrasan el proyecto”, acotó la ingeniera Castro. El proyecto tiene un costo de 6.500 millones de pesos y son recursos de las Empresas Públicas de Neiva (EPN).