La batalla por la tilde

La tilde es necesaria, no puede haber dudas: la Academia asigna al acento la clasificación de rasgo prosódico con tres funciones fundamentales: contrastiva; distintiva, y culminativa. La tilde es necesaria, no puede haber dudas: la Academia asigna al acento la clasificación de rasgo prosódico con tres funciones fundamentales: contrastiva; distintiva, y culminativa. Jesús Rodolfo Agudelo Especial LA NACION “Durante cuatro días la heróica se llena de ritmo”. Al observar el anterior error en un titular de El Tiempo del domingo 22 de enero (la palabra Heroica con tilde ?además con minúscula?), recordé las enormes dificultades que encontraba todos los años para tratar de que los alumnos de mi clase de Español aprendieran a utilizar este signo tan importante en la comunicación escrita. Iniciaba desde los primeros grados de secundaria intentando lograr que los muchachos identificaran siquiera la sílaba acentuada, que consideraba el presupuesto para el manejo de la tilde. 214-Salón Candela det (Large)Los resultados eran muy regulares: siempre había un buen número de alumnos que no podían hallar el acento de una palabra, por más que se esforzaran. Tenían “oído de artillero “, como me decía un músico amigo de oído muy fino. Acudía yo a múltiples mecanismos para no darme por vencido. Pero en muchos casos era inútil: esos chicos no lograron jamás señalarme el acento en forma correcta, y por supuesto que tampoco pudieron aprender el uso de la tilde. De todas maneras y contra mi voluntad tuve que promoverlos en mi materia. Supongo que avanzan por la vida sin marcar tilde ni siquiera a la palabra mamá y recibiendo permanentes reproches de sus jefes y de sus amigos. Por eso entiendo perfectamente que muchos compatriotas sean partidarios de suprimir la tilde: constituye para ellos un real quebradero de cabeza. “Al pronunciar aisladamente cualquier palabra polisílaba del español, dice la Ortografía de la Academia, no todas las sílabas que la componen se emiten y se perciben con el mismo relieve. Una de ellas destaca en el conjunto y resulta más perceptible que las demás.” He aquí la sílaba acentuada, que infortunadamente no todos los hablantes logran detectar, y en ello estriba una de las mayores limitaciones, si no es la mayor, para el correcto empleo de la tilde. El procesador de palabras puede marcárnosla en un amplio número de vocablos que la requieren. Pero la dificultad aparece en aquellas voces que pueden presentar dos o más formas acentuales con significaciones distintas; por ejemplo, en las palabras célebre-celebre-celebré, media-medía, último-ultimo-ultimó, hacia-hacía, continuo-continúo-continuó, venia-venía, rio-río. A clases La palabra heroica que nos ocupa lleva el acento en la sílaba roi, que por la posición  es la penúltima y ubica al término en el grupo de las palabras graves, llanas u oxítonas.  Por tanto, no debe marcársele tilde, pues termina en vocal. (Hay que recordar, además, que en la sílaba acentuada roi se da el fenómeno de concurrencia de dos vocales o, como lo expresa la nueva ortografía, hay secuencia vocálica. Las dos vocales forman un diptongo decreciente, porque la o es vocal abierta y la i es vocal cerrada; forman, por tanto, una sola sílaba. Desde luego que el error del titular de “El Tiempo” que me dio pie a esta digresión debió ser un simple lapsus o un desliz de digitación, aunque hay muchas personas que incurren en esta falta porque tal vez consideran que la palabra es esdrújula. La tilde es necesaria, no puede haber dudas: la Academia asigna al acento la clasificación de rasgo prosódico con tres funciones fundamentales: contrastiva (“permite establecer diferencia entre unidades lingüísticas acentuadas e inacentuadas”); distintiva (“permite diferenciar palabras que solo se distinguen fonéticamente por la presencia o ausencia de tonicidad”), y culminativa (“permite percibir los diferentes grupos acentuales que componen el discurso”). Reflexión La tilde es el signo que nos posibilita identificar los acentos en el discurso escrito: por su presencia o por su ausencia (ante una palabra desconocida que no lleva tilde, como diabeto, la norma ortográfica me lleva a pronunciarla como grave, pues carece de la tilde). Por consiguiente, este signo o rasgo prosódico no es solo importante sino imprescindible en la comunicación escrita. La tilde es el signo que nos posibilita identificar los acentos en el discurso escrito: por su presencia o por su ausencia (ante una palabra desconocida que no lleva tilde, como diabeto, la norma ortográfica me lleva a pronunciarla como grave, pues carece de la tilde). La tilde es un signo o rasgo prosódico no solo importante sino imprescindible en la comunicación escrita.

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