Entrevista con el artista, gestor cultural y promotor del IV Salón Municipal de Artistas y Festival Mono´e la Pila del municipio del Agrado, Juan Pablo Mosquera. Entrevista con el artista, gestor cultural y promotor del IV Salón Municipal de Artistas y Festival Mono´e la Pila del municipio del Agrado, Juan Pablo Mosquera. Evento pretende descentralizar la actividad cultural y de artes visuales en el Huila. Busca construir nuevos públicos en materia de creación, investigación, circulación y apreciación de las artes visuales contemporáneas. Heber Zabaleta Parra La Nación, Neiva “El arte visual se encuentra en los últimos lugares de importancia en difusión, presupuesto, gestión, entre otros factores importantes para su desarrollo y evolución en el Huila”, denuncia el artista, gestor cultural y
promotor del IV Salón Municipal de Artistas y Festival Mono´e la Pila del municipio del Agrado, Juan Pablo Mosquera. En entrevista con LA NACION, el consejero Departamental de Cultura llama la atención otro elemento preponderante en el devenir de las artes visuales en el Departamento y “es la ausencia de lo que se conoce como gremio, porque la unión es clave a la hora de impulsar una iniciativa o un proyecto, unión que hasta el momento por diversas causas no ha sido posible”. ¿Qué recuerdos tiene usted de la infancia en el municipio del Agrado? Los recuerdos de infancia que emergen son muchos y muy bellos. Puesto que en el tiempo de mi niñez todo parecía enmarcado en una época antigua, muy tranquila, hermosa y pintoresca. Debido a su localización geográfica, ya que se encuentra en un valle en medio de dos relieves montañosos, el pueblo incita a ser observado desde los cerros (El Caracol y El Zumba). Esto para el infante constituye toda una aventura, que luego de ser lograda, brindaba la fascinante oportunidad de admirar y contemplar tanto el municipio del Agrado en todo su esplendor, como parte del vecino municipio del Pital. De estos periplos quedaron imágenes de amaneceres, soles, firmamentos y atardeceres espectaculares, momentos inolvidables de gran contemplación y alegría. Tuve espacio para sorprenderme en repetidas ocasiones gracias a los diferentes paisajes ofrecidos por la madre tierra en estas latitudes. ¿Qué momentos en especiales? Existen una cantidad de momentos que suben a mi cabeza cuando pienso en la infancia, todos de alegría y gozo, de una niñez en donde se paseaba por el municipio, se jugaba mucho, tanto juegos infantiles como lo que ahora llaman práctica de un deporte, allá se hacía simplemente como un hecho natural, porque para el fútbol cualquier parque servía, para nadar la quebrada o la alberca de Shirley. Todo ello en un ambiente bastante lejano a vicios. Debo admitir que viví una singular niñez, llena de amigos, juegos, regocijo y una profunda inocencia. ¿Cómo llegó al arte? Curiosamente durante mi infancia sucedieron dos eventos vertebrales que dieron el fundamento para mi futura decisión por el arte, en este caso el visual. Uno de ellos ocurrió a mis escasos tres años, cuando fui a Cali, luego de observar a uno de mis primos que dibujaba en una cartilla, pedí a mis padres uno de esos cuadernillos. Recuerdo claramente que se trataba de un librito con imágenes de Disney, que venía con un pequeño kit de aguadas y un par de pinceles de plástico, sobra decir que mi labor y felicidad no se dieron a esperar. Desde entonces me acompañan el ejercicio del dibujo y la pintura. Y en materia escultórica Otra experiencia aconteció a la edad de 7 años, cuando en mi casa se llevaba a cabo una construcción y como era de esperarse, entre los materiales encontré cemento, luego de una visita a una ladrillera propiedad de un pariente me llamó la atención la manera en que era vaciada la arcilla en un molde para luego ser cocida, dando como resultado el ladrillo. Viendo esto como un proceso de construcción en sí mismo, me di a la labor de pedir a mi abuelo, quien junto a su padre aprendió la carpintería, me hiciera uno de estos moldes en madera y así me dediqué por semanas a la realización de lo que sería mi primera serie de esculturas en cemento, inspirado en parte en una réplica en miniatura de una cabeza Moái, que mi padre había traído de Chile. ¿Cuál es su formación académica? Gracias a la ayuda de mi familia tuve la oportunidad de adelantar procesos alternos, más conociendo el entorno y nuestra idiosincrasia, porque es sabido que una persona que se dedica a las artes es vista lastimosamente con cierto recelo y duda. Por tanto, me enfrenté con la decisión de que mientras adelantaba estudios en Artes Escénicas llevara a cabo una carrera en Administración de Empresas, profesión por la que me decidí luego de evidenciar la ausencia de buena gestión por parte de algunos creadores. Así fue como realicé unos primeros talleres en el Teatro Experimental de Cali, para luego dirigirme a Bogotá a seguir estudios en la Academia Charlot y la ASAB. Entre tanto estudiaba Administración de Empresas en la Pontificia Universidad Javeriana, de donde me gradué. Hoy en día he terminado una especialización en Administración Pública Contemporánea de la Esap. Así mismo, tengo un diplomado en docencia universitaria de la Usco y otro en Emprendimiento Cultural para el Desarrollo Local de Los Andes y me encuentro ad portas de homologar una maestría en Administración de Negocios de la Udla en México. De igual manera, domino el inglés y me entreno en el portugués. ¿Un joven preparado? Sí, sin embargo, y pese a los procesos académicos que he adelantado, estoy convencido de que es la lectura la base de toda educación, ella me ha proporcionado herramientas para crecer y explorar como artista visual que soy, más cuando el campo de acción hoy es tan amplio y las visiones transversales infinitas. Estoy seguro de que quien prescinde de este buen hábito estará condenado a naufragar en un mar de vacíos, falencias y falacias que lo mantendrán con un velo ante el mundo que le rodea. ‘Sigue la cenicienta’ ¿Cómo ve usted la situación de los procesos culturales en el Huila? Lo que he observado, luego de cuatro años de estar de nuevo en mi tierra huilense, es que existen algunas áreas del arte y la cultura con más espacios que otras. No obstante, en cuanto a lo que me atañe como artista visual y consejero departamental de cultura por el área de artes visuales, el escenario en este momento es un tanto duro ya que si bien es usual la frase “la cultura es la cenicienta en los gobiernos”, debo aclarar que dentro de esa cenicienta, al mejor estilo de las matrioskas rusas (muñecas huecas de madera que en su interior albergan otras más pequeñas) la más chica de estas cenicientas son las artes plásticas. Lo anterior es fácil de comprobar, basta indicar la cantidad de eventos culturales alrededor de cada una de las áreas del arte, para tomar uno de muchos indicadores, y se revelará un secreto a voces: el arte visual se encuentra en los últimos lugares de importancia en difusión, presupuesto, gestión, entre otros factores importantes para su desarrollo y evolución. ¿Y qué hacer ante este panorama? El reto desde el Consejo Departamental de Cultura es grande pero considero que podemos dar pasos hacia un horizonte más propicio para el arte y los artistas. Desde ya hago una invitación a todos los artistas visuales para que juntos hagamos equipo e impulsemos nuestro oficio con esmero, valor y decoro. Las redes que se pueden ampliar son muchas, con tal suerte que se desarrolle un gremio (mal llamado: cadena de valor) que brinde oportunidades de rotación, creación y difusión de las obras, al tiempo en que se informa acerca de becas, espacios expositivos y se estimula la investigación. Del Agrado para el mundo ¿Qué significa el Salón Municipal de Artistas y Festival Mono ´e la Pila? Este evento nace como una iniciativa de tres amigos (Miriam Cristina Delgado, Patricia Chávarro y Juan Pablo Mosquera) quienes, luego de una charla en la cual reflexionaban acerca de la falta de espacios para educar, capacitar y apoyar la labor creativa de los artistas del municipio y en general del centro del departamento, decidimos embarcarnos en la quimérica labor de organizar y producir este espacio. Al comienzo fue un evento bastante austero pero no por eso menos importante que contó con el apoyo del entonces alcalde Héctor Castro. Allí se presentó una opción para que los creadores exhibieran sus obras, con base en la línea curatorial Identidad Agraduna, y se hacía referencia a retratos, interiores y paisajes propios del territorio agraduno, al tiempo en que el ciclo de capacitaciones se dirigió a indagar acerca la pintura. Luego de ese inicio, ¿cómo ha sido el desarrollo? Luego en el 2010 el pretexto fue Territorio: Verbo y Elipsis como una invitación a profundizar, desde el arte, en todo aquello que el territorio municipal cuenta o calla, una experiencia individual que se convertía en colectiva. Las capacitaciones se enfocaron en el arte contemporáneo. Luego en su tercera edición los talleres tuvieron un énfasis en el vídeo arte y los medios audiovisuales, mientras que la curaduría llamada Agrado y Disensión, fue orientada a investigar una singular situación presente entre los dos pueblos vecinos (Agrado y Pital), se hicieron interesantes cuestionamientos y productos. En esa ocasión tuvimos oportunidad de contar con el reconocido video artista Elkin Calderón. ¿Rumbo a las grandes ligas? Para esta cuarta versión, gracias a la buena voluntad del alcalde Luis Alfonso España, el evento ha tenido un apoyo aún más importante, junto a la Secretaría Departamental de Cultura y Turismo, Museo de Arte Contemporáneo del Huila, Fondo Mixto de Cultura, Corporación Cultural Yalcones y la Emisora Cultural del Huila. El interés de la curaduría se ha enfocado en uno de los fundamentos de la historia humana, De lo Sagrado y lo Profano. ¿Cuál es la dinámica del certamen? Se adelanta un ciclo de talleres y conferencias que tiene un mes y medio de duración en la Casa de la Cultura del Agrado, que ha posibilitado compartir con maestros de la talla de Jader Rivera, Elkin Calderón, Javier Chinchilla, Gina Guio, Jesús María González entre otros. Para dignificar aún más al artista se cuenta con una premiación para tres de los trabajos, asimismo se conceden menciones de honor. Se cuenta igualmente con un espacio expositivo tanto para creadores locales como para artistas invitados. ¿Quiénes son los invitados en esta oportunidad? Contaremos con una nómina de talleristas de lujo: Esmir Garcés, Darwin Méndez, Donald Gualy, Yorleny Cardozo, Helmut Soltau, Diana Londoño, Kevin Mancera y Wilson Díaz. Se llevará a cabo una peña cultural en el parque principal con la participación de bandas musicales, poesía, danza, teatro y cine. Con esta programación esperamos sea un éxito esta cuarta versión del Salón Municipal de Artistas y Festival Mono ´e la Pila, más cuando es un momento cultural único en su especie en el centro del departamento, que deseamos proyectarlo en el sur colombiano, luego a nivel nacional e incluso internacional. *Con el apoyo del escritor Esmir Garcés La lectura es la base de toda educación, ella me ha proporcionado herramientas para crecer y explorar como artista visual que soy, más cuando el campo de acción hoy es tan amplio y las visiones transversales infinitas’