La inolvidable intérprete de temas como “Sabrás de mí” o “Tenlo presente”, famosa en los años setentas y ochentas, estuvo en Pitalito. La inolvidable intérprete de temas como “Sabrás de mí” o “Tenlo presente”, famosa en los años setentas y ochentas, estuvo en Pitalito. El tiempo ha pasado, la vida ha cambiado, pero sigue conservando intacta el aura de artista y mujer de escenario que la hizo tan famosa. Gerardo Meneses Claros La Nación, Pitalito. ¡Cómo no ir a verla! Cómo no hablar con ella y recordar esa época de oro que marcó tanto la vida de millones de colombianos en los años dorados de la música romántica. Isadora estaba en Pitalito, vino por invitación de la Parroquia de San Antonio y del padre Héctor Trujillo para apoyar una obra grande con el banco diocesano de alimentos. Me ponen una cita a las 5:30 de la tarde, asisto puntual pero ella aún no llega. Está donde el peluquero. Llega casi una hora después, muerta de pena, disculpándose por la tardanza. La miro, la reconozco y no puedo ocultar la alegría que me da verla ahí, frente a mí, después de haberla visto tanto tiempo en televisión y de escuchar sus canciones en esa Radio Sur del alma que tantos laboyanos llevamos en el corazón. Vuelve a disculparse y ante mis halagos por su belleza sonríe y comenzamos la sesión de fotos. Isadora mantiene la frescura de las mujeres cuidadas, conservadas; sigue siendo vanidosa como en sus épocas de estrella de televisión, pero conserva la sencillez y la cercanía que la hace tan cálida. Veinte años rutilantes “La fama es un momento -me dice- un cuarto de hora que hay que saber aprovechar; todo se acaba y tienes que prepararte para eso. El dinero, que en momentos llega a manos llenas, hay que saberlo administrar, hay que invertir. Un artista tiene que saber cómo manejar su carrera y el dinero que llega en ese cuarto de hora”. Isadora responde a mi pregunta sobre sus inicios en una época donde la máxima comunicación era a través de un televisor en blanco y negro. Le pregunto por sus compañeros de época, por sus triunfos. “Mira que yo no fui muy cercana a la gente de Bogotá, te hablo de Vicky, Óscar Golden, Billy Pontoni, Claudia de Colombia; yo solo los veía en los programas de televisión que nos invitaban. Yo vivía en Cali, ellos en Bogotá, pero de todos tengo muy buenos recuerdos” 1974 fue el año de su lanzamiento. Y lo hizo de la mano de su amigo Fernando Parra. “A Fernando lo conocí en la Universidad del Valle, yo estudiaba música, él ingeniería; pero era un excelente compositor. él fue mi compositor, mi arreglista, mi representante y sobretodo, mi gran amigo. De él es la mayoría de canciones que me hicieron famosa” Una canción del maestro Villamil El primer trabajo que se conoce de Isadora fue Gente Normal, un disco de corte social, con el que empezó su carrera artística. Luego vendrían sencillos, grabados en discos de 45 rpm, con nombres tan sugestivos como “Tenías razón”, “sabrás de mí” y “tenlo presente”, pero es “Llamarada” esa canción hermosa del maestro Jorge Villamil la que la catapulta y le hace ganar inclusive disco de oro. “Conocí al maestro Villamil, hablaba con él, incluso grabé luego otra canción suya que se llama “Amor en sombras” y siempre tendré un agradecimiento especial para él. “Llamarada” fue un hito en mi carrera”. Isadora gana el Festival OTI Colombia, y el derecho a representar al país en México, en el mismo certamen, donde gana la puertorriqueña Nidia Caro, pero ese hecho, el haber ganado el OTI, terminó de corroborar el talento de esta caleña de la que ya todo el país se había enamorado. De cantante a actriz “Lo que te decía de que los artista debemos saber invertir el dinero es en serio, mira, yo me asocié unos años después con un grupo de amigos y fundamos la programadora de televisión “Proyectamos tv”, fueron 13 años haciendo televisión como empresaria y nos fue muy bien. Hacíamos una comedia en teatro musical que se llamaba “Sorprendidas”, yo era la hermana Marylin. Fue tan exitosa, que luego la hicimos en televisión. Todavía hay gente que me recuerda por ese personaje”. Le pregunto por su retiro de los medios, por ese cambio radical en su vida que la alejó de la farándula y del medio artístico. Isadora toma otro sorbo de una bebida embotellada que trae consigo, me mira a los ojos y me responde casi que con una confesión. “Fue en París, era 1994, estaba en la Iglesia de la Virgen de la Medalla Milagrosa. Ahí ocurrió una revelación. Ante esa imagen sentí que mi vida y mi voz estaba destinada a otra cosa”. No quise ahondar más en el tema. Dejé que me contara lo que ella quisiera contarme para poder entender el testimonio que me estaba dando. El padre Héctor llega a la salita donde estamos, me mira y mira su reloj. Entiendo su gesto. Isadora me despide con un beso, me pregunta que si voy a verla en su show que dará en 20 minutos en el Teatro de La Presentación. Y claro que voy a verla. Claro que fuimos a verla. Los laboyanos nos pusimos de pie para aplaudirla. Y para agradecerle. Fotos de Gerardo Valencia.