A sus 23 años y tras más de media vida bajo el gobierno de Hugo Chávez, Argemis Rodríguez opina que “ya es hora del cambio” en Venezuela. CARACAS (AFP) – A sus 23 años y tras más de media vida bajo el gobierno de Hugo Chávez, Argemis Rodríguez opina que “ya es hora del cambio” en Venezuela. Con esa idea salió a la calle para seguir al candidato presidencial opositor Henrique Capriles en su masivo recorrido de punta a punta por Caracas. “Pienso que si todos salimos a votar hay una gran posibilidad de que cambiemos este gobierno, porque ya hemos visto que 14 años no han dejado el país que queremos”, dijo a la AFP este joven estudiante de ingeniería mientras caminaba por la populosa parroquia de Petare, al este de la capital, con una pancarta en la que podía leerse “Hay un camino”, el lema opositor. Varios metros por delante, una multitud rodeaba frenéticamente al candidato, designado por la oposición en febrero de este año tras unas inéditas primarias, y quien acababa de iniciar su caminata previa a la maratónica caravana de casi 5 horas que atravesó la capital, de este a oeste. “Se trata de poder salir a la calle y que nadie te vaya a matar, que nadie te vaya a robar”, agregó el joven vecino de esta enorme y encrespada parroquia, una de las barriadas más pobres, pobladas y violentas de Sudamérica. Minutos antes, Capriles, vestido con camisa naranja y bajo un sol aplastante, dio un enérgico discurso subido en una camioneta y se refirió a las lágrimas que le saltaron la víspera a Chávez mientras le pedía a Dios “volver a ser libre” tras hacer realidad su “proyecto de patria” en un tercer periodo de gobierno. “Él llora por él, y yo le pregunto: ¿Quién llora por las madres que a esta hora están velando en alguna funeraria, en alguna vivienda, a su hijo que cayó producto de la violencia?”, dijo ante centenares de personas en este territorio tradicionalmente “chavista”, pero que hace años pasó a manos de la oposición. “Este gobierno no tiene más nada que ofrecer”, agregó entre gritos de ‘Se ve, se siente, Capriles presidente’, tras recordar que faltan tres domingos para las elecciones del 7 de octubre. Vestido con una camiseta amarilla -color del partido de Capriles, Primero Justicia-, Ismael Bolívar, un docente de 50 años, salió a la calle para protestar contra la violencia, uno de los problemas que más preocupa en Venezuela, donde en 2011 se registró una tasa de 50 homicidios por cada 100.000 habitantes, según datos oficiales. “Yo antes era chavista. Muchos venezolanos creímos en él, le entregamos un cheque en blanco, pero él ha fomentado un discurso que alimentó la violencia”, explicó a la AFP Bolívar, bajando por una sinuosa y estrecha calle, sin aceras y con casas precarias. Entre la marea amarilla ‘caprilista’, se podían distinguir algunos “chavistas” defendiendo a gritos a su presidente. “Esto es de Chávez”, gritaba un hombre sentado en su bicicleta y con una gran bandera del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), ante la indiferencia de los partidarios de la oposición. A ritmo de cláxon y canciones como ‘Algo bueno está pasando, con Capriles Radonski seguimos avanzando’, muchos coches, camionetas y motos se sumaron a la caravana que encabezó el que para muchos representa el intento más serio de desbancar a Chávez, en el poder desde 1999. Aunque la mayoría de las encuestas den al opositor una desventaja de entre 10 y 18% en la intención de voto. Miles de personas salieron a las principales calles a esperar el paso de la comitiva, vestidas con gorras, camisetas azules y amarillas, portando grandes pancartas con la cara de Capriles, de 40 años y ex gobernador del populoso Estado Miranda (norte), tarareando las canciones y las consignas de la campaña. Cristina, nombre ficticio de una abogada laboralista que prefirió el anonimato, esperaba paciente junto a su hija la llegada de Capriles, quien para ella representa el cambio que le dará “solidez, solvencia y proyecto” al gobierno. “Chávez es un hombre sumamente inteligente. Si hay algo que ha cuidado durante toda su vida es su imagen internacional. No entregar el gobierno ante una derrota sería mostrarse como que no es un demócrata”, dijo respondiendo a la pregunta de cómo sería la transición ante una hipotética victoria del candidato opositor.