El educador Javier Herrera Cardozo impulsa iniciativa para que los docentes diseñen un programa para motivar a lectura, la escritura y formar en valores a los estudiantes con el usos de las fábulas. El educador Javier Herrera Cardozo impulsa iniciativa para que los docentes diseñen un programa para motivar a lectura, la escritura y formar en valores a los estudiantes con el usos de las fábulas. LA NACION, Neiva “La ventaja pedagógica de la fábula consiste en su sencillez para decir las cosas, la facilidad para leer y la profundidad de su mensaje”, afirma el educador Javier Herrera Cardozo, al invitar a su rescate en las aulas de clases. Recuerda que las fábulas son textos cortos, en donde a partir de la personificación, el autor hace que los animales u objetos expresen las virtudes y vicios de la humanidad. Al final de cada fábula siempre hay una moraleja, que invita a reflexionar al lector sobre el tema presentado. En el siglo V antes de Cristo se utilizaron como primer texto de lectura y por la formación que daba a las personas fueron llamadas “la Biblia del Ciudadano”. El padre de los fabulistas fue Esopo que vivió entre el año 620 y 560 a. C. Este esclavo griego dejó alrededor de cuatrocientas, que aunque se conservaron por tradición oral, fueron recreadas y reescritas por diversos autores en diferentes idiomas. ¿Quién no recuerda el pastorcito mentiroso o las ranas pidiendo rey, en donde expone como moralejas el valor de verdad y el saber elegir? “Escritores como el francés La Fontaine, los españoles Samaniego e Iriarte y en Colombia Rafael Pombo cultivaron este género e incluso tomaron como referente los temas de Esopo para escribir sus fábulas, que luego se convirtieron en sus obras más famosas: la cigarra y la hormiga, la lechera y el gato guardián. De Esopo y esos autores los docentes podemos diseñar un programa para motivar a lectura, la escritura y formar en valores a nuestros estudiantes”, asegura Herrera Cardozo. Explica que la ventaja pedagógica de la fábula consiste en su sencillez para decir las cosas, la facilidad para leer y la profundidad de su mensaje. Es aconsejable que una vez leída, según el curso, el estudiante exprese de forma oral o escrita su impresión. Cuando ya se ha interiorizado este tipo de texto en los estudiantes, en especial en cursos superiores, se puede utilizar para que ellos escriban sus propias fábulas y así generar un proceso de creación escrita. “Aunque parezca increíble este maravilloso texto de lectura y formación, poco a poco ha sido sacado de las aulas, en especial en los primeros cursos, que son las bases y donde se forma el proceso lectoescritor a partir de la motivación a lectura y la escritura. Además, allí se cimentan los valores como el respeto, la obediencia, la prudencia, la sinceridad, la gratitud, la amistad y la honestidad entre otros”, subraya el educador. La hiena pretenciosa Cansada la hiena de ser la que se come la carroña y devora los restos de los animales se le acerca al león y le dice: -¡Yo quiero estudiar para ser rey como tú y así poder comer las mejores presas! El león sorprendido le responde: -Soy rey y cazo porque la naturaleza me hizo así. Si estudias para rey y no sabes cazar, no podrás sobrevivir.
Si la naturaleza te dio un don utilízalo para sobrevivir y no pretendas otro que te lleve a morir.
Javier Herrera Cardozo, educador. Fotos Suministradas-Internet Con estas lecturas se cimentan los valores como el respeto, la obediencia, la prudencia, la sinceridad, la gratitud, la amistad y la honestidad entre otros.