‘Nos engañaron con la Calle del Festival’

Los comerciantes a los que les fueron asignadas casetas para la venta de bebidas alcohólicas en la Calle del Festival, manifestaron que fueron engañados y sufrieron cuantiosas pérdidas. Los comerciantes a los que les fueron asignadas casetas para la venta de bebidas alcohólicas en la Calle del Festival, manifestaron que fueron engañados y sufrieron cuantiosas pérdidas. Según ellos, no les fueron cumplidas las garantías que se les habían expuesto cuando se postularon para obtener un lugar en la localidad general del evento. LA NACIÓN, NEIVA Indignados e inconformes se mostraron los comerciantes que tuvieron a su cargo la venta de licores en la localidad general de la Calle del Festival. Los vendedores señalaron que en lugar de ganancias, la falta de garantías que se presentó, les generaron cuantiosas pérdidas económicas. Además pidieron a la administración municipal repuestas sobre lo acontecido. En total fueron 75 los comerciantes que se vieron afectados. 70 de ellos en venta de licores y los cinco restantes, en venta de alimentos. Los representantes de los vendedores manifestaron que con lo que pensaban se verían beneficiados, salieron perdiendo. “Hacemos una denuncia pública porque supuestamente nosotros fuimos 75 beneficiados para entregarnos casetas de bebidas y comidas en la localidad general de la Calle del Festival. Pero resulta que nos entregaron los oficios el 28 de junio, nos tocó a la carrera pagar un impuesto que con la instalación de la luz suma más de 600.000 pesos, supuestamente por el derecho a trabajar durante tres noches allí, pero cuando llegamos al lugar nos dimos cuenta que nos habían dejado en el último rincón donde prácticamente la venta no se hace. Entonces lo que nosotros pensábamos que iba a ser una oportunidad para trabajar, resultó siendo una pérdida muy grande”, señaló José Roberto Perdomo, comerciante afectado. Dos noches Para los vendedores, ellos se ciñeron a la programación oficial del Festival del Bambuco y aspiraban a trabajar hasta el día primero de julio, al llegar a trabajar se llevaron una desagradable sorpresa. “Trabajamos el viernes y el sábado y la venta en el rincón donde nos dejaron fue muy mala, y el domingo que fuimos a trabajar, rigiéndonos a que en la programación oficial decía que la Calle del Festival tendría orquestas locales, nos encontramos con que estaban desarmando las tarimas, preguntamos a los que estaban ahí y nos dijeron que el contrato de ellos iba hasta la noche del sábado, que el domingo ya no habrían presentaciones”, comentó Néstor Raúl Gallego, comerciante. “Nunca nos dijeron que sólo eran dos noches de trabajo, no nos dieron a conocer ningún decreto. Nosotros contábamos con las tres noches de trabajo como decía en la programación oficial, donde aparece que la noche del domingo era remate con las orquestas locales en la Calle del Festival. Por eso todos llegamos con la expectativa, no de ganar plata sino de tratar de recuperar algo de dinero invertido, pero en realidad nos quedamos con todo el surtido porque la Calle del Festival ese día se acabó y a nosotros nadie nos dijo nada. Con decirle que esa noche llegaron hasta los policías y los del Esmad, al igual que turistas preguntando por el concierto. Nadie sabía, y menos nosotros, que teníamos la expectativa de trabajar la última noche”, refirió Rodrigo Rojas, vendedor. Costos Según los comerciantes, aparte de quedarse con gran parte del surtido sin vender, la inversión hecha para poder funcionar en la Calle del Festival, también fue pérdida. “Nos tocó pagar 2.000 pesos por estampillas, un impuesto por 208.000 pesos para la administración municipal. En aseo 45.000 pesos, y tuvimos que pagar un derecho a la energía por tres noches de trabajo, la suma de 250.000 pesos. Lo de la energía tuvimos que consignarlo a una cuenta en la que no era titular Electrohuila, sino una cuenta de ahorros a nombre de un señor Óscar Mauricio Cárdenas Jaramillo, a quien no conocimos. Eso nos parece raro y ahí pedimos una explicación a la administración. Todo lo que pagamos suma un total de 500.000 pesos y nos dijeron que iba incluida la instalación de la luz, pero que nos tocaba comprar los cables. Pero cuando llegamos nos encontramos con un par de electricistas particulares, cobrando 100.000 pesos por cada instalación y tocó pagarlos, o sea, no nos cumplieron con lo que habían dicho y a lo cancelado tocó sumarle otros 100.000 pesos para dos noches de trabajo, esto sólo nos generó pérdidas y más pérdidas”, indicó José Roberto Perdomo. Silletería De la misma forma, los vendedores señalan que de forma intempestiva no les fue permitido el uso de silletería en sus casetas y eso los afectó. “Nosotros llamamos a esto una estafa por parte de la administración municipal, porque nos sentimos engañados y como se dice vulgarmente “tumbados”, porque aspirábamos a trabajar tres noches, nos dejan solamente dos y fuera de eso nos restringieron el uso de sillas el viernes por la noche, el sábado nos dejaron usar de a 10 sillas y eso porque nos pusimos bravos. Cuando nos habían dicho que cada caseta tendía derecho a silletería para el público”, señaló José Roberto Perdomo. “Cuando llegamos allá nos dijeron que estaban prohibidas las sillas, y lo más triste es que a nosotros nunca nos dijeron eso antes de pagar los impuestos. Es más, hubo gente que alquiló sillas y se las hicieron recoger, prohibieron las sillas estando allá. Entonces imagínese, ¿quién se iba a tomar una cerveza sin tener dónde sentarse?, sólo tuvimos pérdidas”, comentó Néstor Raúl Gallego. Secretaría Frente a los señalamientos de los comerciantes, LA NACIÓN trató de ubicar a Elizabeth Collazos, secretaria de Gobierno de Neiva, para conocer las consideraciones al respecto desde la administración, pero la funcionaria señaló referirse al tema después por asuntos de agenda. LA NACIÓN oye a la gente José Roberto Perdomo, comerciante afectado: “Ya perdimos nuestro dinero pero exigimos que nos den una explicación desde la administración municipal, porque no se nos cumplió con lo mínimo que nos habían dicho frente a nuestras garantías en la Calle del Festival”. Néstor Raúl Gallego, comerciante: “Uno queda muy desconcertado porque como comerciante uno se mete a un negocio y quiere obtener ganancias, pero esta vez debido a los cambios con los que nos encontramos, perdimos la inversión”. Rodrigo Rojas, vendedor: “Estamos indignados, pagamos para trabajar por tres noches y sólo pudimos hacerlo dos. Y cuando trabajamos nos tocó sin sillas, pagando una instalación de luz aparte. Nos sentimos inconformes y pedimos una explicación de la administración”. Los comerciantes de las casetas de bebidas alcohólicas, ubicadas en la localidad general de la Calle del Festival,  manifestaron haber perdido toda su inversión.

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