Tiene 16 años, está en 9° grado en la Normal Superior de Pitalito, es un apasionado de las motocicletas y esa pasión lo ha llevado a convertirse en uno de los pilotos juveniles con más proyeccción en Pitalito y el Huila. Tiene 16 años, está en 9° grado en la Normal Superior de Pitalito, es un apasionado de las motocicletas y esa pasión lo ha llevado a convertirse en uno de los pilotos juveniles con más proyeccción en Pitalito y el Huila. Gerardo Meneses Claros La Nación Pitalito. Sus 1.82 de estatura, su rostro de niño travieso y su cuerpo delgado parecieran no hacer juego con la personalidad de esta joven promesa del motociclismo huilense. Su trato es calmado, sus resultados académicos buenos, su risa espontánea y contagiosa. Óscar Vásquez es hoy un deportista apasionado y consagrado al motociclismo. No es una simple afición, lo suyo es pasión, gusto y adrenalina. Comenzó de la mano de su hermano Julián, cuando apenas entraba a la adolescencia. Le gustaba ver la dedicación con que su hermano aprendía de motos con sus amigos mecánicos y con compañeros de colegio tan entusiasmados como él por este deporte. Lo acompañaba, lo seguía, aprendía y se emocionaba imaginando el momento que pudiera subirse a una de ellas, manejarla, competir y botar toda la adrenalina así como lo hacía su hermano. Pero ambos tenían un impedimento, lo hacían casi a escondidas de sus padres. Sabían de sobra la respuesta que recibirían el día que se atrevieran a pedir permiso para andar en ellas o, peor aún, para competir en las válidas que con cierta frecuencia se realizan en las calles de Pitalito. Un aliado en la familia Seguro de sus capacidades, Julián seguía decidido en su empeño, Óscar, observaba. Solo que no estaban solos, Diego, su hermano mayor, que por ese entonces terminaba su carrera de derecho, fue su patrocinador, como lo es aún de Óscar desde que Julián dejó de correr y se dedicó más de lleno a la parte mecánica, otra de sus pasiones. “Diego me acolita en todo, me patrocina, me regala para repuestos, es un aliado. Igual hace Julián que es el que me acompaña a las competencias. Ahora mis papás ya me dieron permiso para correr y aunque no están de acuerdo del todo, por lo menos me dejan, y algunas veces van a verme” -Cuenta Óscar mientras nos tomamos una gaseosa en la cafetería de su colegio. Pero, ¿Qué hace que un muchacho de su edad prefiera un deporte como este y dedique buena parte de su tiempo libre a prepararse y a competir? “Yo creo que es el gusto, la adrenalina que se siente -continúa Óscar- yo lo aprendí de mi hermano, pero es la emoción de la velocidad, de medir los nervios, de templar un carácter. Aquí en el colegio yo juego fútbol y he estado en el equipo de basquetbol, pero la pasión la siento por las motos”. Con tiempo para todo El miércoles pasado entregaron calificaciones en La Normal, Óscar me muestra su boletín. Nada mal. Le pregunto por el estudio, por los resultados. “Las motos me gustan, pero el estudio es lo primero. Todavía no sé que vaya a estudiar cuando termine el bachillerato, por ahora le dedico a Noveno con toda. Y a las motos” Su tiempo en la mañana está para el estudio, en la tarde lo distribuye entre las tareas, los amigos y las motocicletas. “Cuando tengo una competencia, le saco más tiempo, digamos que el necesario, pero sin descuidar el colegio”. Hace una semana llegó de Fusagasugá, de una válida nacional, ahora se está preparando para las de Palermo, aquí en el Huila. “Yo corro en una Suzuki AX 100, estoy en el Club Moto Japonesa de aquí de Pitalito, pero la idea es pertenecer a la liga del Huila y tener más apoyo, que es lo que uno más necesita porque cada competencia es un gasto duro y hay que conseguir los patrocinadores, y mis papás me ayudan, pero hay que rebuscarse” -me dice con una risa amplia. Piloto Juvenil En Pitalito y el Huila el motociclismo siempre ha sido algo que se ve con cierto recelo, más como una afición que como algo en serio. Y es en serio. Es un deporte de riesgo, de disciplina, de dedicación. No solo es el momento de la competencia en la pista, es todo lo que hay detrás de él antes de la carrera. Óscar Vásquez, este joven piloto laboyano se proyecta como una promesa en el municipio y el departamento. Sus 16 años parecen pocos para la personalidad que tiene y que se transforma cuando, enfundado en el traje de competencia, acelera con fuerza esperando el momento de la partida, mientras el corazón le late a mil por hora.