LOS ÁNGELES (AFP) – El “enjambre sísmico”, que ha sacudido estos días el sur de California con cientos de temblores moderados en rápida sucesión, genera nerviosismo en la costa oeste de Estados Unidos, que hace tiempo espera el ‘Big One’, el gran terremoto que devastaría la región. LOS ÁNGELES (AFP) – El “enjambre sísmico”, que ha sacudido estos días el sur de California con cientos de temblores moderados en rápida sucesión, genera nerviosismo en la costa oeste de Estados Unidos, que hace tiempo espera el ‘Big One’, el gran terremoto que devastaría la región. Estos temblores, que comenzaron el domingo y podrían durar varios días según los expertos, han sido en su mayoría moderados pero incluyeron a varios sismos de magnitud superior a 5, que causaron daños menores en la ciudad de Brawley, cerca de la frontera con México. Aunque nadie resultó herido -y los sismólogos enfatizan que este fenómeno no incrementa el riesgo de un gran terremoto en la región- estos movimientos telúricos inevitablemente generan ansiedad. “California va a tener un terremoto grande, tengan cuidado. Muy grande”, comentó @RalphyG en Twitter, mientras que @An0nKn0wledge agregó: “El GRAN TERREMOTO va a ocurrir pronto, estén preparados no tengan miedo”. “Me alegro de haberme abastecido de alimentos, agua, combustible y municiones. ¿Y tú?”, comentó un internauta que firma SteadHead en la página web de la emisora local KTLA. El domingo, los temblores se podían sentir desde San Diego, sur de California, hasta Orange County, más hacia al norte de Los Ángeles, mientras hacia el este alcanzaban el estado de Arizona. En Brawley, que se encuentra entre la falla de San Andrés y la falla Imperial, hubo daños menores en edificios del centro de la ciudad, cayeron productos de las góndolas de algunas tiendas y un video amateur mostró sacudidas alarmantes. Los sismólogos dicen que este enjambre sísmico es el mayor en 30 años. Enjambres similares ocurrieron en la llamada Zona Sísmica Brawley en la década de 1970 y nuevamente en 1981, dijo la sismóloga Lucy Jones, del Servicio Geológico de Estados Unidos (USGS, por sus siglas en inglés). “Este es un clásico enjambre de la Zona Sísmica Brawley”, señaló al diario Los Angeles Times, y aclaró que lo máximo que provocó un fenómeno de esta naturaleza fue un terremoto de magnitud 5,8 en 1981. “Nunca he visto que a un enjambre Brawley le siguiera un gran terremoto en otra falla”, dijo. Los terremotos ocurren regularmente en California, en su mayoría provocados por movimientos a lo largo de la Falla de San Andrés, que atraviesa gran parte del estado, el más poblado de Estados Unidos. Según los geólogos, hay un 99% de probabilidades de que un terremoto capaz de causar una destrucción generalizada golpee California en las próximas tres décadas. Un terremoto de magnitud 7,8 podría matar a 1.800 personas, herir a 50.000 y provocar daños en más 300.000 edificios. Un terremoto de 6,7 grados de magnitud en Los Ángeles dejó al menos 60 muertos y provocó daños por unos 10.000 millones de dólares en 1994, mientras que un terremoto de magnitud 6,9 en San Francisco en 1989 se cobró la vida de 67 personas. Los Ángeles se encuentra en la región de riesgo sísmico denominada Anillo de Fuego, que ha producido devastadores sismos en la zona del Pacífico, como el masivo terremoto y posterior tsunami en Japón en marzo del año pasado. California sin duda tiene posibilidades de sufrir un arrasador ‘Big One’: grandes terremotos sacudieron la región del Anillo de Fuego en los últimos años, desde Japón, Indonesia y Nueva Zelanda hasta Chile y México, pero la costa oeste estadounidense se libró de todos. Ante el enjambre sísmico actual, los servicios de emergencia se apresuraron a recordar a los californianos lo que la mayoría de ellos ya saben: la necesidad de estar preparados en cualquier momento. “Lo mejor es pensar primero en lo fundamental para la supervivencia: agua potable, comida, aire limpio y calor”, dijo el lunes Ronnie Hicks, del Departamento de Bomberos y Rescate de San Diego.