El presidente Barack Obama protagonizó la clausura de la Convención Nacional Demócrata en Charlotte El presidente Barack Obama protagonizó la clausura de la Convención Nacional Demócrata en Charlotte, donde será investido como candidato del partido para un segundo periodo en la Casa Blanca si gana las elecciones del 6 de noviembre frente a su rival republicano Mitt Romney. CHARLOTTE, EEUU (AFP) – Barack Obama llegó al poder gracias a la promesa de la esperanza pero, luego de ser investido por los demócratas como candidato a la reelección, debe asumir que el electorado que lo eligió en 2008 está ahora decepcionado por no haber encarnado el cambio esperado. “El progreso es difícil. El cambio puede ser lento”, ha reconocido Obama en sus discursos, a pocas semanas de enfrentar en las urnas el 6 de noviembre al republicano Mitt Romney, que acusa al presidente de haber incumplido su promesa de poner en orden a Estados Unidos y su economía. Pero “si ustedes siguen anhelando esta visión de Estados Unidos que tenemos en el corazón, el cambio vendrá”, apunta Obama, en momentos en que los sondeos muestran una cerrada carrera presidencial, testimonio de un electorado decepcionado tras sufrir la peor crisis económica en décadas. Barack Hussein Obama, hijo de un keniano y una estadounidense, se catapultó a la escena política en la convención demócrata de 2004 en Boston, con un vibrante y apasionado discurso en el que expuso su visión de una política de consensos. Nacido en Hawai, fue por siete años representante del empobrecido sur de Chicago en el Senado de Illinois (norte). En 2005 fue elegido para el Senado estadounidense, y gracias a su carisma y su elocuencia, se volvió un consentido de los medios de comunicación. Cuatro años más tarde, coronó su ascenso meteórico al instalarse a los 47 años en la casa Blanca con su esposa Michelle y sus dos hijas, luego de haber derrotado en las primarias demócratas a la favorita Hillary Clinton y en las presidenciales al veterano republicano John McCain. Pero el ejercicio del poder resulta a veces frustrante para este abogado y profesor de derecho constitucional graduado en Harvard, sobre todo tras la conquista de la Cámara de Representantes a fines de 2010 por parte de los republicanos, defensores de recortar el gasto sin aumentar impuestos. Un Congreso dividido (los demócratas dominan el Senado) ha provocado incesantes batallas que inclusive llegaron a poner al país al borde de una cesación de pagos en 2011, que le costó al país una inédita degradación de la nota de su deuda soberana. Al pedir de nuevo los votos de sus compatriotas, Obama puede mostrar un balance respetable, que incluye una reforma del sistema sanitario que busca brindar protección a 30 millones de estadounidenses suplementarios, promulgada en 2010 y validada dos años más tarde por la Corte Suprema. Tras su llegada al poder, Obama lanzó un plan masivo para revivir la economía, pero los republicanos afirman que el desempleo, situado en 8,3%, sigue siendo más alto que al inicio de su mandato, mientras la deuda federal sigue escalando. Asimismo, Obama obligó al sector automotor a reestructurarse e impulsó una reforma para controlar las actividades de Wall Street. Si bien se convirtió en el primer presidente estadounidense en apoyar el matrimonio entre personas del mismo sexo, no logró una reforma migratoria, en este país donde viven más de 11 millones de indocumentados, ni una transición hacia las energías “verdes”. En política exterior, Obama, quien en 2002 cobró notoriedad con un discurso contra la guerra en Irak, cumplió en 2011 su promesa de retirar a los soldados estadounidenses de ese país. En cambio, en Afganistán, triplicó en menos de un año el contingente militar, en un intento por relanzar la lucha contra Al Qaida, un esfuerzo que también persiguió en Pakistán, donde obtuvo su triunfo más importante: la eliminación de Osama Bin Laden en mayo de 2011. Si la llegada de un negro al más alto cargo de la primera potencia mundial, a 150 años del fin de la esclavitud y a cinco décadas de las luchas por los derechos civiles, ha sido calificada como un hecho histórico, Obama se las ingenia para parecer un tipo común. Al presidente se le puede ver frecuentemente jugando al golf, bebiendo una cerveza o paseando a su perro, y tiene como punto de honor el interrumpir su jornada de trabajo para cenar junto a su familia. El expresidente estadounidense Bill Clinton reclamó cuatro años más para que el mandatario Barack Obama repare el enorme “daño” dejado por los republicanos