La arrolladora victoria que logró el martes pasado el presidente Barack Obama frente ante su rival republicano Mitt Romney La arrolladora victoria que logró el martes pasado el presidente Barack Obama frente ante su rival republicano Mitt Romney no vislumbrará cambios sustanciales frente a América Latina, según observadores. Aunque Obama lanzó un mensaje esperanzador advirtiendo que “lo mejor está aún por venir”, su arrolladora victoria significa, según los analistas, la continuación de lo conocido sin mayores sobresaltos, en un escenario internacional altamente polarizado. Obama, quien alcanzó la Casa Blanca en 2008 enarbolando un lema de esperanza y cambio, tiene por delante un catálogo de enormes desafíos que debe encarar empezando por la crisis económica, resolver el déficit fiscal estadounidense, hacer realidad la gran reforma sanitaria y retirar a las tropas de Afganistán en 2014, anunciada para finales de 2014, sin perder de vista a Pakistán ni a Irán. Y por supuesto, implementar la reforma migratoria, una de las promesas incumplidas, que sigue siendo una prioridad, entre la comunidad latina, clave en su reelección, como lo fue el voto hispano. Obama tendrá que liderar un país fragmentado y enfrentar una Cámara de Representantes en la que los republicanos conservan la mayoría y pueden interferir en su ejecución. Para América Latina en general, y Colombia en particular, tampoco se vislumbran cambios significativos. América Latina no ha sido una prioridad para Estados Unidos. No obstante, se evidencia una relación privilegiada con Colombia, Chile, México y Brasil. En el caso de Colombia, Obama la ve como una oportunidad para acercarse a la región. De hecho, Estados Unidos puede desempeñar un papel estratégico en el crecimiento económico de América Latina y contribuir al cambio de sus estructuras sociales. Y puede ser significativa. Obama debe promover las oportunidades económicas para la erradicación de la pobreza. Combatiendo la pobreza y la inequidad en la región se atacan los orígenes de la violencia. La primera muestra la dio frente a los diálogos de paz que inició el presidente Santos con las Farc para poner fin al conflicto armado. “Estados Unidos reafirma su alianza de defensa y seguridad, de larga data, con Colombia y su compromiso para trabajar con Colombia para promover la seguridad ciudadana, el respeto por los derechos humanos, y la prosperidad económica para todo su pueblo”, estimó la Casa Blanca. Es una buena señal. El otro reto es replantear la política antidrogas, soportada en la represión, cuyo fracaso hoy nadie pone en duda. Contrario a lo que piensan muchos analistas, este nuevo mandato ratificado al presidente Obama. con el apoyo del voto latino, puede marcar el comienzo de una nueva era. ¿Lo mejor está por venir?