No era mi propósito escribir hoy sobre este tema, pero el martes pasado me encontré con mi compañero de bachillerato en el Colegio Simón Bolívar de Garzón, Jaime Segura Carvajal No era mi propósito escribir hoy sobre este tema, pero el martes pasado me encontré con mi compañero de bachillerato en el Colegio Simón Bolívar de Garzón, Jaime Segura Carvajal, ex director del desaparecido Inscredial y ex Tesorero General del Departamento. Me invitó a un tinto y me planteó el tema de la crisis que padece las EPN, cuya lamentable situación tocó fondo, según opinión que muchos compartimos, en el gobierno de Héctor Aníbal Ramírez. Dijo mi ex compañero que esta empresa es una vergüenza para los neivanos y que los ciudadanos deberíamos organizar una protesta callejera masiva para demostrar inconformidad ante la corrupción, ineficiencia, la incapacidad y desgreño administrativo que hace que los usuarios paguemos una de las tarifas por el servicio de agua más altas del país. Y por si algo faltara, con un sindicato conformado por empleados que aliados con gerentes politiqueros ha alcanzado desmesurados privilegios que tienen a esta institución en peligro de inminente bancarrota. Todo esto lo expresó mi ex compañero de colegio como un ciudadano a quien le duele la suerte de su ciudad. Más aún, dijo que era el colmo que los columnistas de los periódicos locales no tratáramos este asunto tan comprometedor con el futuro de Neiva. Le expresé mi opinión de que en esto y en todo lo dicho le asistía la razón y que pronto me ocuparía del tema, como en efecto hoy lo hago, haciendo alusión a su nombre no solo porque así él lo quería, sino porque nos está dando una lección de carácter y valor civil. Recordé, sin embargo, que La Nación ha sido un diario crítico de lo que le está sucediendo a las EPN y que en el editorial ha hecho expresas recomendaciones de modernización de esta empresa del municipio. En realidad los neivanos hemos sido indiferentes su desmangurre administrativo evidente casi desde cuando se introdujo la elección popular de alcaldes. Desde entonces todo en las EPN ha sido ineficiencia, deshonestidad y desorden ante lo cual los órganos de control, ni los ciudadanos hemos sido capaces de reaccionar. Hemos carecido del suficiente valor para rechazar las actuaciones contrarias al buen servicio y que se agravó en el anterior gobierno en sus días finales cuando se le copó de burocracia innecesaria, cuando se dejó agravar la deficiente calidad de los servicios de aseo y alumbrado público y cuando la utilizó, como dicen algunos, como caja menor del gobierno municipal. Quiera Dios que las intenciones de cambio del actual Alcalde salgan adelante para el bien de Neiva y que oigamos el clamor de las gentes conscientes de este problema, como lo hace Jaime Segura.