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Familia, soporte clave para el emprendimiento, Por Rafael Méndez Lozano

La familia es la célula fundamental de la sociedad y podemos afirmar que no es posible concebir un proyecto de vida La familia es la célula fundamental de la sociedad y podemos afirmar que no es posible concebir un proyecto de vida sin la dimensión de la familia, pues es ahí donde se inicia la construcción de una cultura de la convivencia sana. Gloria de Fátima Lopera de la Universidad Pontificia Bolivariana define la familia como “…un sistema, que recibe y envía descargas desde y hacia en medio extra familiar y se adapta a las nuevas etapas de desarrollo que enfrenta. Tiene estructura propia, funciones, reglas, estructura de poder con características específicas de comunicación, negociación y resolución de problemas”. Al examinar con detalle esta definición, no hay duda de la importancia de lograr un saludable funcionamiento de la familia, reconociendo por supuesto que cada miembro de la familia conformada por padres, hijos, tíos, primos, abuelos, nietos entre otros,  comparten necesidades, preocupaciones, proyectos y resuelven situaciones de diferente orden que pueden ir desde lo económico hasta lo académico, afectivo,  físico e incluso lo espiritual. Cuando la familia no funciona bien y esta situación se observa en varios grupos familiares, la sociedad en su conjunto se hace más frágil y los proyectos de los miembros que la constituyen tienen un alto riesgo de fracaso. Un elemento fundamental para lograr un buen funcionamiento de la familia es la definición clara de las responsabilidades, derechos y deberes de cada uno de sus miembros. Por supuesto para esta condición se pueda construir, es importante aplicar el poder legítimo o autoridad que tienen las cabezas de familia, quienes independientemente de sus niveles de formación, facilitan guiar, educar y desarrollar la autoestima en cada uno se sus miembros. Con frecuencia encontramos casos en los que las fallas de miembros de la familia, son atribuidos  a actores externos llámese gobierno, institución educativa, universidad,  empresa, etc, cuando en realidad la mayor parte de la responsabilidad se encuentra en el funcionamiento inadecuado de la familia. Por ejemplo: la falta de comunicación entre sus miembros, la no aplicación de normas mínimas de convivencia, la agresividad para solucionar situaciones problemas, el no respeto a la diferencia, el bajo nivel de lectura, la falta de iniciativa y espíritu solidario entre otros, son aspectos que reflejan en conjunto una pobre cultura ciudadana. En este contexto, es importante reconocer que la construcción de una cultura del emprendimiento no solo depende de la transferencia de conocimientos y experiencias de las instituciones en los procesos de formación, sino que también debe trabajarse desde la familia en donde se pueden inculcar en los niños valores fundamentales para la convivencia como la iniciativa, la solidaridad, el respeto, el cumplimiento a la palabra, el orden, la tolerancia, el cuidado de lo público, la responsabilidad. Así se logrará construir bases para el fomento del emprendimiento con responsabilidad social.