El comerciante de rifas Lorenzo Rubio Bravo acabó con su vida presionado por las dificultades económicas. En una carta explicó a su familia los motivos del suicidio. El comerciante de rifas Lorenzo Rubio Bravo acabó con su vida presionado por las dificultades económicas. En una carta explicó a su familia los motivos del suicidio. GERARDO VALENCIA GUTIÉRREZ LA NACIÓN, PITALITO En una carta escrita de su puño y letra, el comerciante de rifas Lorenzo Rubio Bravo explica a su familia los motivos que lo llevaron a quitarse la vida, en una zona boscosa en el municipio de Pitalito. La misiva fue hallada a un lado de su cuerpo, que colgaba de una soga atacada a un árbol de guayabo sembrado en un potrero aledaño a la Avenida Circunvalar, cerca al Centro Comercial Gran Plaza San Antonio. El comerciante, de 64 años de edad, al parecer desde hace varias semanas había advertido a su familia su decisión de terminar con su vida, manifestó su yerno Jorge Eliécer Rojas. Según el allegado, Rubio Bravo se encontraba “agobiado y desesperado” por la difícil situación económica en que se encontraba, y la soledad en la que se hallaba en los últimos años por la muerte de su progenitora y la separación con su última esposa. No pudo con la soledad Familiares del comerciante manifestaron que el hombre no pudo asimilar la muerte de su madre hace dos años, ni el hecho de que su compañera permanente lo abandonara. “En varias ocasiones nos dijo que no quería vivir más, que se encontraba demasiado solo sin los cuidados de su vieja”, relató su hija. La mujer escuchó la voz de su progenitor por última vez cuando la llamó a su teléfono para despedirse. “Me voy a un lugar de donde no volveré jamás”, fueron las palabras que pronunció minutos antes de salir de la habitación donde vivió los últimos 15 días. El hombre dejó la pieza a las cinco de la mañana y se encaminó rumbo al potrero que escogió para terminar con su vida. El cuerpo fue hallado en la mañana suspendido de la cuerda atada al guayabo por transeúntes, que de inmediato reportaron lo sucedido a la Policía. Bancarrota Rubio Bravo era natural del Tolima. En la década de los noventa se radicó en Pitalito, donde estableció la empresa de rifas con su nombre que le valió el reconocimiento comercial y empresarial en el sur del Huila. A finales de los noventa, los malos negocios y las extorsiones de la guerrilla diezmaron su capital, a tal punto que suspendió los sorteos y tuvo que irse de Pitalito buscado mejores horizontes, lo cual al parecer no logró durante los últimos 14 años. A mediados del presente año regresó y trató de restablecer Rifas Rubio, pero las circunstancias le fueron adversas a pesar del apoyo moral y económico de su hija. “Él trató de revivir la rifa que tanto prestigio tuvo, pero las cosas no le salieron como él quería, lo cual lo hacía desesperar cada día más”, dijo su yerno.