Los miles de habitantes del occidente del Huila, que han soportado con estoicismo, civismo, Los miles de habitantes del occidente del Huila, que han soportado con estoicismo, civismo, buenas maneras y paciencia durante 17 meses que llevan sin el acceso normal por el puente Paso del Colegio, no saben ahora si seguir llorando o reírse del nuevo e insultante golpe que han recibido al saber que las obras parciales del viaducto no están listas, pese a los anuncios rimbombantes de las autoridades, con Ministra a bordo. Lo que está pasando con esa obra, que no es ni cerca la solución definitiva a la crisis, va para marca mundial de la desidia, la negligencia y la improvisación que, dolorosamente, caracterizan a la ingeniería colombiana. Es increíble que a estas horas de la vida, con todo el peso de la presión política, social y económica sobre esa pequeña obra, nos salgan con que falló un cable o que la prueba de carga no dio o que esperen unos días que ya casi. No tiene sentido racional que este viaducto, que apenas servirá para carga mediana y en un solo sentido, una tarea de ingeniería de poca complejidad y de un presupuesto insignificante frente a tantas mega obras del país y el mundo, haya necesitado tantos meses para concretarse. Y cuando se creía que ya estaba listo, que esta vez sí, que el 15 de diciembre habría paso nos vino a decir la señora Ministra de Transporte, pues resultó que no, que se presentó una falla y la demora continúa. Los 300 mil habitantes del occidente huilense tienen todos los motivos para manifestar su descontento ante tanta falla estatal, tanto daño y perjuicio causado, tanta espera y, sobre todo, tanta promesas que han escuchado de labios de quienes deberían tener la verdad y la responsabilidad como premisa de sus actuaciones, entratándose de servidores públicos del más alto nivel. Y ante este panorama de desaciertos no sólo resta esperar que se tomen los correctivos adecuados para que este puente provisional y de servicio parcial por lo menos sirva a los propósitos anunciados, sino también que en algún momento nos cuenten de los responsables tanto del colapso del antiguo como de la dilación en la resolución de la crisis, así como nos digan con toda certeza y seriedad cuándo tendremos una vía de las condiciones que amerita una carretera nacional como la que une a Neiva con Popayán. Igualmente estamos en mora de un estudio confiable que detalle la magnitud de los daños y perjuicios sufridos durante tantos meses y por miles de huilenses y caucanos, sin dejar por fuera al grueso de la economía regional. Como lo han señalado los comerciantes de la zona, es evidente la desconfianza por lo ocurrido y la manifestación de que de no solucionarse de manera definitiva el asunto, las consecuencias económicas seguirán padeciéndose sobre todo considerando que los vehículos de carga pesada van a requerir utilizar las vías alternas que no están en buenas condiciones, y se mantendrán los elevados los costos de fletes por carga. “Lo que está pasando con esa obra, que no es ni cerca la solución definitiva a la crisis, va para marca mundial de la desidia, la negligencia y la improvisación…”