Sigue la pólvora

¿Sería usted capaz de entregarle a su hijo un arma de fuego para que la disparara, o dejar en manos de una persona adulta pero inexperta una pistola o una ametralladora? ¿Sería usted capaz de entregarle a su hijo un arma de fuego para que la disparara, o dejar en manos de una persona adulta pero inexperta una pistola o una ametralladora? ¿No tendría usted ningún inconveniente en dejar que sus hijos manipulen los cuchillos de la cocina? Es la misma pregunta que deben hacerse todos los que, especialmente en estas épocas, permiten que sus niños manipulen fuegos pirotécnicos, tomen en sus manos bengalas, voladores y toda clase de artefactos que contienen pólvora; independientemente de que las autoridades expidan medidas de prohibición o de restricción de estos elementos, la primera responsabilidad es de los adultos y son ellos quienes, como ya lo establece la ley, deben cargar con el peso de sus actuaciones irresponsables. Los organismos de salud reportaron que en diciembre ya llevamos 461 personas quemadas con  pólvora, de las cuales más de la mitad, 242, son niños. En el caso del Huila, los festejos del 24 y 25 de diciembre dejaron un total de cuatro personas heridas con pólvora según información de la Secretaría de Salud del Huila. Que no se olvide un dato fundamental para evitar poner en manos de los niños estos elementos peligrosos: los padres de menores que resulten heridos tendrán que afrontar un curso pedagógico si la lesión es leve, pero dependiendo la gravedad de las lesiones podrían hasta perder la patria potestad del niño. Hasta ahora, según el ICBF, en 66 casos se han tomado medidas de protección, además de 6 denuncias penales por negligencia familiar por parte de las defensorías de familia. En cuanto al Huila, por ahora las víctimas son todas mayores de edad, y pertenecen a los municipios de Neiva, Colombia y San Agustín, presentando quemaduras y amputaciones de dedos. En lo que va de diciembre en esta región solo un menor, de 14 años de edad, sufrió lesiones con pólvora el pasado 4 de este mes, lo que resulta un balance alentador pero nada suficiente para bajar la guardia cuando faltan aún por lo menos diez días de festejos de fin y comienzo de año. El grave problema de una quemadura, a diferencia de la mayoría de lesiones y heridas, es que con toda seguridad deja secuelas físicas, cicatrices fuertes e incluso severos daños emocionales que, difícilmente, logran superarse en el mediano plazo; nada justifica entonces que, en aras de una diversión de pocos segundos, se arriesguen la vida y la integridad físicas tanto del adulto como de sus niños, con el consiguiente peligro jurídico de perder su custodia, una marca indeleble por toda la vida tanto para los padres como para el menor. Lo que resulta insólito a estas horas de sumar y sumar lesionados y fallecidos por la pólvora en Colombia, es que en medio de centenares de leyes inútiles, pintorescas y folclóricas, ni el Congreso de la República ni el Gobierno hayan tomado la decisión de imponer medidas drásticas frente a este fenómeno. Hace rato es hora de ponerle tatequieto. “Los organismos de salud reportaron que en diciembre ya llevamos 461 personas quemadas con  pólvora, de las cuales más de la mitad, 242, son niños”. EDITORIALITO La Secretaría de Tránsito de Neiva suspendió 188 licencias de conducción y 30 más se encuentran en proceso de notificación. En su mayoría fueron suspendidas porque los conductores fueron sorprendidos conduciendo en estado de embriaguez. Una sana medida que debe aplaudirse.