El descrédito de nuestra justicia. Por Alvaro Isaza Upegui

En su edición 1.526, la Revista Semana (página 35) revela los datos de una encuesta que son bien preocupantes. Dice la publicación que el 58% de los colombianos cree que la Justicia no está haciendo las cosas correctamente. Estimo necesario preguntarnos ¿cuál es la razón para que exista semejante descrédito? Las respuestas pueden ser varias: 1) La congestión judicial que se presenta por el alto volumen de procesos y la morosidad de los funcionarios encargados de desatar los litigios; 2) La malísima imagen que nos dejaron las peleas entre las altas Cortes y el Gobierno Nacional en el cuatrienio anterior, como por ejemplo, en el caso del dilatado nombramiento de Fiscal General de la Nación que nos dejó el sabor de que la demora estuvo motivada por factores políticos; 3) La notificación, a través de los medios, de las decisiones judiciales de mayor importancia y sensibilidad  para el país. Sobre este último aspecto déjenme hacer una corta reflexión: La irregular práctica de nuestros Magistrados de las Altas Cortes de dar a conocer por la prensa hablada y escrita los fallos judiciales, no tiene justificación en el derecho procesal colombiano. Los autos y sentencias se notifican personalmente por estados y por edictos, no por prensa. Cuando un Magistrado de nuestras Altas Cortes aparece por tv no está notificando una providencia –pues ese no es el medio idóneo-. Lo que sucede es que desde hace ya varios años los encargados de administrar justicia se salieron de todos los cánones legales y se volvieron protagonistas de distracción  como cualquier miembro de farándula. Pero lo más preocupante es que cuando en los medios se difunde únicamente la parte resolutiva de la sentencia todos quedamos a la espera de conocer la totalidad de la providencia,  y sólo meses después ésta se notifica oficialmente incluyendo, como es obvio, la parte motiva de la decisión. Esta mala práctica trae inseguridad jurídica y, constituye una violación del debido proceso de la persona afectada por la decisión. Existe la sensación de que la tardanza en expedir y notificar oficialmente las sentencias está motivada en la expectativa de la reacción que éstas pueden generar en los ciudadanos, y que se actúa de esa manera, para complementarlas, después de conocer las opiniones y comentarios, a favor o en contra, que la “noticia judicial” ocasiona sobre el tema de que se trate. Tras la fracasada reforma judicial del año pasado, un nuevo proyecto debería incluir una norma que prohíba a los Magistrados, Jueces y funcionarios de la rama jurisdiccional,  hacer conocer las sentencias incompletas y anticipadamente por los medios de comunicación. Sería una manera de obligar a nuestros funcionarios a que cese la justicia espectáculo y se respeten los derechos de las partes involucradas en el proceso. No olvidemos los consejos del filósofo Sócrates, cuando con sabiduría expresó: “Cuatro características son las que deben inspirar al Juez: escuchar cortésmente, responder sabiamente, ponderar prudentemente y decidir imparcialmente”. Me pregunto si eso se cumple en nuestra desacreditada justicia y por eso la opinión adversa de  los colombianos.