La Nación
Radio Garzón, 60 años en el aire 3 19 septiembre, 2024
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Radio Garzón, 60 años en el aire

Radio Garzón, 60 años en el aire 9 19 septiembre, 2024La emisora fue fruto de una sociedad anónima (figura jurídica que casi nunca ha funcionado en nuestra tierra) que reunía los intereses de algunas personas que querían probar con uno de los grandes inventos del siglo XX que adquirió preponderancia, paradójicamente, con la segunda Guerra Mundial: la radiodifusión.

Con elementos precarios, 'hechizos', dirían algunos, con una consola de tamaño paquidérmico y en unos estudios habilitados por la Alcaldía Municipal (en el viejo Palacio que terminó averiado en el terremoto del 67), Radio Garzón salió al aire el 20 de febrero de 1955, de manera calculada: querían que saliera al aire en esa fecha, cuando se cumplían 55 años exactos de la creación de la Diócesis de Garzón, por Decreto Consistorial fechado en Roma el 20 de febrero de 1900 con la firma de Carlos, Patriarca de Antioquía.

Los parroquianos de entonces no se ponen de acuerdo en afirmar cuál fue la primera canción que sonó en Radio Garzón. Y no fue el Himno Nacional, como podría suponerse, sino una canción mexicana. Algunos dicen que fue el bolero Espinita, otros que el bolero ranchero Flor sin retoño. Creo que no fuera por sentimiento antipatriótico, tal vez porque sencillamente la industria discográfica de la época era bastante desarrollada en México en los viejos acetatos de 78 revoluciones por minuto.

Podría lanzar muchas anécdotas de nuestra emisora, de mi contemporánea Radio Garzón, pues tengo su misma edad, que tanto impulsó su gerente Emilio Bolívar Villegas, un viejo paisa que terminó más garzoneño que muchos de nosotros. Recuerdo el Noticiero Radio Horizontes, que usaba como cortina musical la pista de la canción Puente sobre el río Kwai.

Curiosamente mis recuerdos no dan cuenta de la hermosa canción sino de una amenaza: el noticiero salía por Radio Garzón a las 9:00 de la noche y, como no había televisión, todo mundo lo escuchaba y en cualquier lugar se oían sus notas. Generalmente, a esa hora, los niños de entonces jugábamos en las calles y cuando sonaba la cortina del noticiero nos tocaba correr hacia las casas. La razón, era la hora en que enviaban a la Policía a perseguir muchachos que no estaban en casa y sin fórmula de juicio y sin razón alguna, se los llevaban al Comando a pasar la noche limpiando los pisos y los inodoros de los policías. Curiosa forma de presencia estatal contra quienes éramos unos niños.

En el campo de otros recuerdos permítanme algunas anécdotas de Radio Horizontes. Mi padre, Vicente Silva Falla, periodista aficionado y explotado inmisericordemente por periódicos como El Espectador y El País, fue uno de los impulsores del noticiero y el culpable de llevar a la radio a verdaderos personajes como Darío Silva Silva. Y en su carácter tuvo anécdotas bien curiosas. 

Alguna vez un alcalde visionario y loco del municipio de Gigante, de apellidos Acevedo Falla (por algún lado familiar de papá y de los Páparos), resolvió hacer una expedición a la selva, buscando un camino para conectar al centro del Huila con el centro oeste de Caquetá. Se llamó "Expedición al Guayas", que fue importante por dos hechos: uno, que se sumaron tres gringos más locos que el Alcalde y que andaban de turismo por el Huila en burro, y porque todos los expedicionarios se perdieron en la selva, presagiando una nueva 'La vorágine' pero sin caucherías aunque algunos armados de caucheras.

De Radio Garzón eran accionistas los hermanos giganteños Benjamín y Alberto Suárez, dueños de la empresa Taxi Aéreo Opita, TAO. Ellos pusieron su incipiente flota de aviones a sobrevolar todos los días las montañas y selvas de Huila y Caquetá, tratando de encontrar pistas de los perdidos. Pero dio la casualidad que por esa época mi hermana Amparo adquirió unas peculiares dotes adivinatorias y empezó a pronosticar lo que pasaba con los expedicionarios al Guayas: que uno de los gringos murió al caer por un peñasco a un río, que fulano estaba enfermo, que algunos iban adelante, río abajo, que el alcalde Acevedo tenía diarrea, que tal expedicionario se había cortado con un machete, que otro mataba micos y culebras para alimento de todos.

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Mi papá como periodista empezó a publicar, primero en Radio Horizontes y luego en El Espectador, las predicciones de Amparo, a quien empezaron a llamar como "la pequeña pitonisa". Todos los medios nacionales empezaron a especular: como los Suárez eran los dueños de TAO y de Radio Garzón, gracias a los aviones Radio Horizontes tenía información privilegiada de lo que ocurría con los perdidos en la selva. Recuerdo un día en que varios periodistas cuyo nombre no recuerdo fueron hasta nuestra pequeña casa en el barrio La Pesa, a hacerle preguntas a Amparo. 

-¿Cuándo aparecerán los perdidos en la selva?- le preguntaron.

Ella, sin dudar dijo: "Mañana". Y, en efecto, al día siguiente aparecieron en zona 'civilizada' del Caquetá los primeros expedicionarios. La pequeña pitonisa se cotizó y todo lo que había pronosticado se había cumplido: el gringo muerto, el herido, el cortado, la diarrea, todo.

La Pequeña Pitonisa volvió a ser noticia un par de años después, cuando un avión de TAO desapareció en vuelo entre Neiva y San Vicente del Caguán. En el vuelo iba Acevedo Falla, quien también había sido alcalde de La Plata y que tras la expedición al Guayas había sido destituido de Gigante por abandonar el cargo y pensar en una carretera al Caquetá. 

Amparo pronosticó que un grupo se había salvado del accidente, que habían elaborado cambuches para pernoctar cerca de los restos de personas y del avión, que Acevedo había sobrevivido pero con extremidades partidas, que comían culebras y micos, que algunos tenían quemaduras en la cara y brazos, entre ellos Atala Tapicha, uno de los pasajeros. Y un día le dijo a los periodistas que Acevedo se había arrastrado hacia una quebrada y tratando de tomar un poco de agua había muerto. Y sostuvo que tres de los sobrevivientes habían tomado el monte en busca de ayuda, tras varias semanas de desesperanza en la selva, y que serían encontrados primero los que estaban cerca de los restos, con los muertos, que quienes emprendieron camino en la selva en una propia odisea que terminaría días después de los primeros rescates.
Todo lo dicho o predicho por Amparo se convirtió en realidad y de nuevo la prensa creía que Radio Horizonte manejaba información privilegiada. Las facultades adivinatorias de Amparo se fueron diluyendo y al parecer en simultánea con Radio Horizonte y Radio Garzón, que entraron en periodo de decadencia tras el retiro de Emilio Bolívar. 

Años después me correspondería ser el primer garzoneño en ser Director y Administrador de Radio Garzón: la emisora estaba en quiebra, sin teléfonos, sin cuentas corrientes, debiendo salarios, prestaciones y con 17 cheques chimbos volando. Me correspondió empezar a trabajar con gente de Garzón, y puedo decir que hicimos radio y la recuperamos entre solo garzoneños (antes todos los locutores y directores eran importados) lo que era un patrimonio ciudadano tras uno de los mejores inventos surgidos en la guerra mundial.

Amparo nunca me adivinó qué me pasaría en Radio Garzón. Pero mi presagio fue que mi casa radial sería una huella indeleble en el alma. ¡Feliz 60, Radio Garzón!