CARLOS EDUARDO AMÉZQUITA Frente a las otras especies el humano ha tenido que superar inexplicables limitaciones físicas para volar, correr, nadar, cazar, mirar otros mundos invisibles a simple vista, etc. Pues bien, la mente humana ha logrado suplirlas aprovechando su extraordinaria capacidad de planificar, prever, visualizar (dibujar), y dar soluciones adelantadas, con agilidad y destreza, utilizando ideas. Descubrió que las ideas viajan a mayor velocidad que un rayo al imaginar mundos y simular soluciones en el futuro (virtuales), apoyándose en el cálculo, las matemáticas, la física y la astronomía. Si las ideas son potentemente construidas con la intensión de conquistar el universo y dominar la naturaleza, pero también con el propósito de reducir costos económicos. Para nadie es un secreto que la invención de la máquina de vapor en el siglo XVIII posibilitó definitivas innovaciones en las manufacturas, el transporte, y la vida moderna. Producir 1 par de calcetines con lana virgen podría demandar 1 semana de trabajo, hoy se producen millones en 1 hora, acrecentando fortunas, ganancias y estética corporal. Las herramientas y artefactos, en general, son prolongaciones mecánicas (o simbólicas) de los órganos articulados y de los sentidos del humano, fabricados para alcanzar (agarrar) con eficiencia a sujetos y objetos externos a él. Desde la “cauchera” hasta las cucharas, las ollas, el fuego, el azadón, las armas, las lanzas, flechas, puñales, balas, bomba atómica, bacterias asesinas, misiles, junto con los versos, la literatura, el arte, etc, hacen parte de la cultura humana. Una pequeña herramienta como la piedra, por ejemplo, lanzada con fuerza y tino como una bala, resulta más dañosa para la salud que otras de mayor tamaño. Oxfam International Secretariat, Amnistía Internacional e International Action Network On Small Arms (IANSA), estiman que las armas y las balas pequeñas terminan con 500.000 ciudadanos cada año en el planeta. De lo que se trata entonces es de cambiar balas por ideas. Refranes y metáforas: El pasaje bíblico de David y Goliath nos enseñó como derrotar a un gigante con apenas una manotada de guijarros y una “cauchera”. “Las balas dañan edificios, exterminan gente, pero jamás las ideas”. “Donde se pone el ojo se pone la bala”.