“Hablar sin negociar y pararse a tiempo, para luego derrotarlos y volver a dialogar con los que queden” sentenció Alfonso López Caballero , nombrado por Pastrana como representante del Estado ante la mesa de negociación del Caguán, en entrevista concedida hace diez años al director de Indepáz. Ojalá ese viejo truco dejado al descubierto por el más conspicuo delfín de la oligarquía colombiana, no acompañe el espíritu de los actuales diálogos y que el hipócrita escándalo armado luego de las declaraciones del jefe negociador por la Farc Iván Márquez: “nos reservamos el derecho a capturar como prisioneros a los miembros de la fuerza pública que sean rendidos en combate” y la airada respuesta del negociador por parte del gobierno, Humberto de la Calle Lombana: “ Si las Farc creen que a través de los secuestros van a presionar al gobierno a un cese al fuego dentro del proceso de diálogos, se equivocan” y que este proceso de paz no termine con la lógica perversa de López de volverse a sentar con los que quedan. La historia ha demostrado que los que quedan en la banca son hombres y mujeres suficientes, para perturbarle el sueño al establecimiento y continuar este conflicto, el más largo del mundo, para vergüenza del gobierno colombiano y de América Latina. Vale la pena leer el libro “Salvo la ilusión todo es el poder”, de Alberto Pinzón médico y antropólogo perseguido en el régimen de Uribe, que hoy lo tiene exiliado en Alemania, donde nos deja abiertas sus advertencias sobre la historia de las negociaciones de paz en Colombia y sus impresiones como miembro de la comisión de Notables del proceso del Caguán y a Carlos Lozano, otro de los Notables en su más reciente libro “La paz sí es posible”. Si los actores en contienda han podido ponerse de acuerdo en una agenda de paz y adelantar su neurálgico primer punto, el de la tierra, es posible romper la lógica perversa de negociar con los que quedan y abrirse un escenario más cierto y más seguro, La opinión pública crítica no entiende como el gobierno se escandaliza por un hecho de guerra producido por el conflicto, que ellos mismos han dicho que hay que sostener mientras se negocia, como tampoco entendería esa opinión que las Farc se levantaran de la mesa, porque desde el aire las fuerzas armadas mataron a Carlos Arango, comandante del quinto frente, pues ellos aceptaron esa condición. Lo que se impone, como señalaba la comisión de Notables en la agenda de San Francisco de la Sombra y hoy los más agudos analistas, es el cese bilateral del fuego con mecanismos de verificación librando de la zozobra las conversaciones de la Habana.