Ventana médica
El Senador huilense y rivereño dio unas declaraciones al Diario La Nación con las cuales estoy totalmente de acuerdo. El Sistema de Salud no está preparado para el manejo de pacientes en masa que entrarían a planes de rehabilitación por efectos de adicción a las drogas e incluso licor y otras patologías similares. No hay dinero en mi concepto tampoco para el manejo de dichos pacientes pues para rehabilitar a una persona de esas que ha caído en esta desgracia se deben invertir un promedio de 20 millones de pesos mínimo para el manejo “hospitalario” que dura aproximadamente 6 meses con posibilidades de una recaída y hasta 2 que son muy frecuentes, cuando los individuos han tocado fondo. Y pongo hospitalario entre comillas, pues dicho manejo debe ser con el paciente interno en una institución donde se le brinde techo, alimentación y medicamentos si hay otras patologías causadas por la desnutrición secundaria. De otra parte hay que pagar un equipo multidisciplinario en donde entran: trabajadoras sociales, ocupacionales, terapeutas, enfermeras, sicólogos, siquiatras y médicos generales, más todo un sistema administrativo totalmente independiente y diferente en donde no caben la “no pos”, pues el paciente es quien prima y cualquier falla hará que se derrumbe el sistema.
Para darles un ejemplo, la Fundación La Luz, que es experta en el manejo de dichos pacientes podría dar fe de lo que estoy diciendo.
Los lugares de rehabilitación no pueden ser dentro de la ciudad, debe ser lo más lejano y campestres posibles, incluso muchas Islas de Colombia podrían ser las adecuadas para hacer una limpieza corporal y mental pues entre más cercano a las ciudades más fácil se escapan los pacientes por la ansiedad que sufren debido a la supresión súbita de drogas peligrosas.
La idea es mantener a los pacientes ocupados mental y físicamente hasta el agotamiento perfecto, para que se desintoxique lenta mente el paciente.
La constitución es muy laxa y no estoy de acuerdo con dosis personales. Cualquier mini dosis se convierte en un “destapador de personalidades”, o sea que pueden provocar otras enfermedades mentales a las cuales esta predispuesta cualquier mente.
A muy pocos les resbala una primera o 2 dosis y si a eso le añadimos el licor que casi siempre se combina, el efecto es desastroso.
Dentro del programa de rehabilitación juega un gran papel la familia que en la mayoría de casos por ser disfuncional, estimula o abandona a los jóvenes y adultos a caer en el vicio, por lo cual, personas sin familia son difíciles de rehabilitar mas no imposibles.