El reciente informe del Banco Mundial sobre la educación en nuestro país, que al igual que otro publicado por el periódico francés liberación sobre la pésima comprensión del lenguaje por nuestros estudiantes, hace, entre otras recomendaciones, la propuesta de extender la educación secundaria un año más para que los bachilleres alcancen una mayor madurez y puedan escoger un ingreso a la educación superior más acorde a sus expectativas y competencias. Estoy en desacuerdo con esta propuesta porque el problema no está en el nivel de secundaria y media sino en el comienzo del proceso formativo, es decir, en la educación temprana o mejor conocida como preescolar. Tal como lo acaba de exponer en el informe social de Enero de la organización chilena L&D (Libertad y Desarrollo) sobre la educación preescolar en Chile, “las conclusiones apuntan a que la inversión temprana sería más rentable que las intervenciones más tardías, y que genera beneficios de largo plazo, tanto en lo académico y laboral, como en lo social”. En el caso del Huila, el fenómeno de extra-edad confirma que la llegada tarde de los niños a la educación genera atrasos insuperables. Los niños que no ingresan a un preescolar privado por la imposibilidad económica de sus padres deben esperar a cumplir los cinco años para ingresar a las instituciones públicas ya que, por debajo de esa edad, no lo pueden hacer. Con esto, los años dorados para la formación se pierden. Esta discriminación temprana entre los que empiezan a formarse desde los tres años (hoy en el mundo ya se habla de educación temprana a la edad cero, es decir, desde el vientre de la madre) y los que empiezan a los cinco años genera una brecha educativa que nunca se cierra por lo que esta realidad se constituye en la mayor discriminación contra los pobres. Por esto, las coberturas en preescolar desde los cuatro años es muy baja lo cual produce otra realidad mucho más dramática: Más del 70% de los líderes del mañana están por fuera de las aulas y fácilmente serán presa de la ley de la calle. Por esto, si hay alargue que sea en el prescolar con una gran inversión. Por fortuna, se acabó el trato del régimen anterior de regalías ya que el gobierno no aceptaba como inversión en educación básica lo que se destinara a preescolar. ¡Hágame el favor!