La mortandad de peces registrada en un sector del embalse de Betania no debe pasar inadvertida. La mortandad de peces registrada en un sector del embalse de Betania no debe pasar inadvertida. Aunque la emergencia logró neutralizarse al mejorar las condiciones climáticas, la amenaza sigue latente y de no corregirse podría poner en riesgo no solo la sostenibilidad de la industria sino el mismo equilibrio biótico de la zona. Lo que se ha perdido va mucho más allá de las frías cifras 300 toneladas de peces muertos y pone en entredicho el incontrolado crecimiento de una industria convertida en los recientes años en la mayor exportadora del Huila, orgullo de la región y ejemplo palpable de que sí podíamos acometer empresas de gran nivel, al lado de la caficultora. Las primeras evidencias apuntan a que el problema, según las autoridades ambientales, fue causado por una baja de los niveles de oxígeno, debido a las altas temperaturas, la falta de aireación y la reducción de los caudales de la represa, en un sector determinado, no en todo el embalse. Y claramente, sin mayor evaluación, se puede determinar que hay una saturación en los niveles de carga y una ilegítima expansión de las áreas concesionadas, que los productores, por obvias razones, no reconocen públicamente. No en vano, la CAM inició procesos sancionatorios contra 27 empresas por sobrepasar las áreas autorizadas. Lo que no se ha controlado es la sobrecarga, función que le corresponde exclusivamente a la Autoridad Nacional de Acuicultura y Pesca. No se trata, por supuesto, de caer con todo el peso a empresas que ya suficientes daños están padeciendo por la pérdida de su producción, con proyección hacia la mejor época del año, pero sí de que la crisis nos deje lecciones que hagan poner en práctica medidas más efectivas de control y supervisión, planeación y proyecciones ajustadas a la realidad y no al afán de súbitas ganancias. Enormes beneficios ha recibido el Huila de esa connotación de líder nacional de producción piscícola de mojarra y tilapia, de manera que estamos frente a un sector cuya crisis golpeará varios de los indicadores económicos de la región. No será nada fácil retomar el rumbo ganado en los recientes años y la recuperación de las empresas no será pronta; sin embargo, a pesar de las impresionantes imágenes de los miles de peces muertos, el daño total no superará el uno por ciento de la producción anual del departamento del Huila. La crisis nos ofrece oportunidades de cambiar para mejorar. Y el primer gran reto es la actualización de la capacidad de carga, el control a la expansión de los proyectos y los cambios en las tecnologías aplicadas para evitar que el embalse, el corazón de esta industria, pueda colapsar. “El primer gran reto es la actualización de la capacidad de carga, el control a la expansión de los proyectos y los cambios en las tecnologías aplicadas para evitar que el embalse, el corazón de esta industria, pueda colapsar”. EDITORIALITO Ojalá que los problemas encontrados en el estudio de suelos no termine afectando la construcción del Parque de la Música en la demolida ‘Concha Acústica”. Por ahora, se plantearon soluciones para asegurar la iniciación de la obra.