En un breve recuento del acontecer local y nacional, nos encontramos con tres instituciones o personajes que parecen no oír, no ver o no hablar.
Y cuando mencionamos estas tres acciones, muy probablemente se nos pasa por la cabeza la imagen de tres micos haciendo los gestos de quien no ve, no escucha y no habla.
Pero estas imágenes milenarias que por cierto, son traídas del lejano oriente, tienen un significado filosófico muy diferente al actual. Resulta que los simpáticos monitos que podemos encontrar ahora hasta en forma de emoticones, lo que nos advierten es que no debemos oír el mal, ni verlo, ni mucho menos hablarlo.
En el ámbito Colombiano, el tema va por otro lado, veamos.
El Sordo: El congreso de la República, quien se ha hecho el de los “oídos sordos” ante la exhortación de la Corte Constitucional para legislar sobre temas que le corresponden y que son de suma trascendencia como la adopción de parejas del mismo sexo y la reglamentación para la práctica de una muerte digna.
El ciego: Las autoridades del Huila que no advirtieron en su momento el impacto ambiental negativo que iba a tener el Embalse de El quimbo, sumémosle a eso el calvario que representa la reubicación para las miles de personas que habitan la zona y que hoy por hoy no tienen a donde ir. Algunos ambientalistas llegan a creer que dicho embalse aumentará las de por sí cálidas temperaturas del valle del Alto Magdalena.
El mudo: El Presidente Santos, que delega en sus ministros y demás consejeros cercanos , la posición de Gobierno frente al tema del soldado mutilado a causa de una mina antipersonal, sembrada cerca a una institución Educativa. ¿Prudencia o complicidad?
En el Huila, al parecer cabría ampliar las tres categorías tradicionales arriba mencionadas por una más: El terco.
En la pugna conservadora por llegar a la gobernación ninguno quiere ceder, y a pesar de que el discurso de dientes para fuera sea conciliador, en búsqueda de un candidato único, lo más seguro es que el candidato que NO resulte elegido, hará toldo aparte (o buscará otro candidato). Seamos realistas, si en verdad hubieran querido la tal unidad del partido y el fortalecimiento del mismo en el Departamento, hace mucho hubieran zanjado las diferencias que con tanto “ahínco” hoy buscan solucionar y concretar.
Otra persona que cabe dentro de esta categoría de “EL TERCO” es el candidato a la Gobernación Andrés Mauricio Muñoz. Un político Joven, con muchos años por delante pero a quien pareciera le gusta estar postulándose a cuanto cargo de elección popular existe.
¿Se podría confiar en un candidato que un día quiere ser alcalde de Neiva (supongo porque creía tener las capacidades necesarias para ello), y que en menos de una semana se esté lanzando como candidato a la Gobernación del Huila?
A mí me perdonarán pero eso es como si un piloto de avioneta decidiera sin mayor antelación querer manejar un air bus.
Y ahí los tienen, los mudos, los ciegos, los sordos y por supuesto los tercos de nuestra Nación, que no han aprendido al parecer, que todo lo que hagan o dejen de hacer tienen una repercusión en el mismo suelo que están pisando.