‘Se derrumbaron nuestras esperanzas’

Los pobladores de veredas como Piñuelos, Corozal, La Libertad y El Ávila, entre otras del corregimiento de San Luis y de Pradera, Primavera y El Triunfo en Aipecito, sólo por mencionar algunas, perdieron gran parte de sus cultivos, enseres y sobre todo de sus esperanzas. Tristeza, desolación y angustia son los sentimientos que embargan a 270 familias de los corregimientos de San Luis y Aipecito, tras los estragos registrados en la zona debido a la ola invernal y entre los que se cuentan 300 derrumbes, siete acueductos arrasados, una escuela devastada, viviendas derribadas y pérdidas incalculables por afectaciones en cultivos. Los líderes de la zona pidieron celeridad a las autoridades, pues se encuentran totalmente aislados y la comunidad padece necesidades en salud, víveres, medicamentos, entre otros. MARIO PORTILLO LA NACIÓN, NEIVA Los pobladores de veredas como Piñuelos, Corozal, La Libertad y El Ávila, entre otras del corregimiento de San Luis y de Pradera, Primavera y El Triunfo en Aipecito, sólo por mencionar algunas, perdieron gran parte de sus cultivos, enseres y sobre todo de sus esperanzas. Con los estragos causados por las fuertes lluvias que azotan la zona, cientos de familias agricultoras quedaron en total incertidumbre y hoy reclaman que las autoridades aceleren el proceso de ayudas y les brinden subsidios para salir de la crisis.

Según los líderes de las comunidades, en el sector mencionado hace más de 20 años no se presentaba una catástrofe como la que hoy afrontan. Las familias de la zona conservaban la esperanza de que la cosecha de café, plátano y yuca que estaba a tan sólo 20 días de ser recolectada, fuera generosa y con ello pagar parte de los créditos adquiridos con entidades bancarias y subsistir durante los meses venideros. Y no es para menos, desde el año 2007, cuando la recolección de la cosecha fue la más significativa en los últimos años, los agricultores de las veredas de los dos corregimientos fuertemente golpeados, no tenían tantas expectativas y no veían sus cultivos tan frondosos y prometedores como los que fueron arrasados. “La gente en las distintas veredas de San Luis y Aipecito estaba muy entusiasmada con la cosecha que se recogería en 20 días, porque eran hectáreas frondosas, cultivos bellos y parcelas revitalizadas, las que se observaban en las cientos de fincas de la zona”. “En 2007, fue la última vez que se recogió una cosecha bastante rentable en café, yuca y plátano, la situación no había ido bien los años siguientes y la gente, toda muy humilde, aguardaba por estos cultivos, pero como ya se ve, los derrumbes, las crecientes y las fuertes lluvias derrumbaron nuestras esperanzas”, expresó con voz entrecortada Abraham Chala, corregidor de San Luis. Saldo lamentable En la región el saldo inventariado es desolador. Los primeros testimonios de habitantes de la zona que arribaron a Neiva y los registros fotográficos que captaron, en su arriesgado periplo por llegar a la capital en busca de ayuda, tras la demora de las comisiones de socorro en llegar a los sitios afectados, así lo evidencian.

Una persona muerta, siete acueductos arrasados, 300 derrumbes en las vías, una escuela devastada, seis viviendas derribadas y cientos averiadas, así como toneladas de tierra y rocas que sepultaron hectáreas de cultivos enteros, son sólo una parte del triste saldo. “En San Luis tenemos 14 de las 15 veredas con fuertes afectaciones. Las más golpeadas son Piñuelo, Corozal, Libertad Alta y Libertad Baja, El Ávila, El Centro, Alto Cocal, La Julia, Alpes y Bajo Quebradón. Tenemos 120 familias que quedaron en cero, la muerte de Didacio Castro, la escuela que había sido inaugurada hace poco, totalmente colapsada y el acueducto que iba a ser inaugurado mañana (hoy), arrasado completamente”. “En cuanto a los cultivos, la tristeza es total, a la gente no le quedó nada, esto para nosotros fue algo muy devastador”, mencionó Diovany Perdomo, presidente Asojuntas de San Luis. Y aunque aún no se ha entregado el reporte oficial de las afectaciones en el corregimiento de Aipecito, los líderes del sector lo relacionaron a LA NACIÓN. “Sumando los derrumbes que hay en la zona entre La Julia, Quebradón, El Carmen para llegar a Aleluyas y por la vía que nosotros transitamos que es Aleluyas-San Luis-Aipecito, la realidad es que hay aproximadamente unos 300 derrumbes por esas dos vías. Llegar a Neiva ahora representa entre ocho y 17 horas de camino como nos tocó a nosotros”. “Son 150 familias totalmente incomunicadas, las carreteras quedaron destruidas, fueron borradas, los derrumbes en las fincas son incontables, en las veredas de Aipecito hay dos casas derribadas y decenas en amenaza inminente de riesgo. Las veredas más afectadas son Pradera, Primavera y El Triunfo”, comentó Emiro Huejé, presidente de Asojuntas de Aipecito. Aguardan por las ayudas Para los habitantes de las zonas afectadas, las necesidades son apremiantes. Ante la declaración de la urgencia manifiesta y la calamidad pública por parte de las autoridades municipales, los líderes que llegaron hasta Neiva en busca de ayudas pidieron celeridad a las autoridades, pues se encuentran totalmente aislados y la comunidad padece necesidades en salud, víveres, medicamentos, entre otros. “Para nosotros lo más prioritario es que como sean nos arreglen las vías, esto nos permitiría el ingreso rápido de ayudas y buscar la forma de que se pueda sacar de la zona lo poco que quedó de los derrumbes. En salud tenemos seis mujeres a punto de dar a luz que están allá, hay gente muy enferma”, manifestó Diovany Perdomo. “Hay necesidades, pues ya se escasearon los víveres, los medicamentos, los pocos enseres de la gente fueron arrasados y ahora estamos en términos inciertos. Vinimos a Neiva a buscar ayuda, a decirle a los bancos y a la administración que nos ayuden con subsidios porque lo perdimos todo. Hay gente que tiene créditos con el Banco Agrario y esperaba pagarlos con la cosecha, pero eso ya no es posible y según entendemos hablan de refinanciar, pero la gente no está para responder ahora por eso, necesitamos urgentes soluciones”, indicó Emiro Huejé. Comisión En Neiva se encuentra una comisión de 12 líderes de la zona, que han mantenido reuniones con la administración municipal, el Comité de Cafeteros y la Gobernación del Huila, en busca de auxilios para sus comunidades. Aparte de hacer las diligencias respectivas, hicieron un llamado a los neivanos para que se solidaricen con ellos y les donen ayudas. “La tragedia que estamos viviendo es complicada, estamos haciendo gestiones en Neiva, pero también queremos aprovechar para pedirle a los neivanos que nos colaboren con ayudas. Vamos a estar esta semana acá, para que los empresarios y las personas de buen corazón nos colaboren”. “Pueden llevarnos cosas como mangueras, alimentos no perecederos, kits de cocina, tejas de zinc, mercados, medicamentos, frazadas, colchones, a la dirección Carrera Segunda No. 4-48, residencia Las Villas, en la Plaza de San Pedro, el teléfono es 872 82 04”, finalizó Benjamín Pina, presidente del centro poblado Aipecito. Las pérdidas materiales y en cultivos de café, plátano y yuca, son incalculables. En la evacuación, las familias han tratado de salvar enseres y animales, que no fueron alcanzados por los deslizamientos. En medio del lodo y exponiendo sus vidas, algunos pobladores de las veredas afectadas se han dirigido a los cascos urbanos de San Luis y Aipecito. Los líderes de la zona llegaron a Neiva para gestionar ayudas y prontas soluciones a sus comunidades ante las autoridades. Según los líderes, más de 300 derrumbes se cuentan en las distintas vías que dan acceso a las veredas afectadas. Cruzando pronunciados peñascos, los habitantes de los puntos aislados por los derrumbes han evacuado el sector.

Abraham Chala, corregidor de San Luis. Los líderes manifestaron que en sus comunidades hay muchas necesidades y reclamaron que las vías sean habilitadas lo antes posible.