Tuve la grata oportunidad de escuchar a un emprendedor huilense en el campo del cine con una excelente idea de rodar una película que ha denominado Magia Negra Colombiana referida a la historia de las brujas en La Jagua. Aparte el interesante contenido propuesto, me llamó la atención su argumentación sobre el porqué intentar hacer cine en el Huila, entre otras razones para revivir lo que alguna vez se realizó en nuestro departamento con La Víbora y el Río de las Tumbas, en los comienzos de la década de los sesenta, y más recientemente, con El Embajador de la India: -El Huila posee diversidad de locaciones con diferentes temperaturas y fáciles de encontrar. – El Huila está cargado de historias, mitos y leyendas y personajes regionales que merecen ser contadas y vistas en pantalla gigante. – El cine es más efectivo para abrir el Huila al mundo que una campaña publicitaria. Estas ventajas reducirían los sobrecostos en el rodaje, acortaría los tiempos de realización y se obtendrían temas de gran impacto, a tono con las películas que hoy lideran las preferencias de los cineastas. En cuanto a inversión, Alexander García aspira a captar el interés de un inversionista dispuesto a aportar 500 millones que le faltan para hacer realidad su proyecto. Destaco dos cosas: Una nueva visión del territorio huilense que se aprecia como un aprovechamiento poco o nada común como escenario para realizar cine. Y segundo, que sea un huilense, egresado de la U Nacional como realizador de cine que haya pensado en que aquí es posible realizar sus sueños que es a lo que invita la visión de futuro de nuestro terruño. No soy cineasta consumado pero recuerdo haber visto el Río de las tumbas y el Embajador de la India y ambas me cautivaron al igual que a muchos de los asistentes. Con esto, pretendo demostrar que Alexander no está equivocado y que hacer cine es otra actividad que se puede promover en el Huila y el surcolombiano. Solo falta creer que, efectivamente, se puede y estimular nuestros propios talentos. Esto es lo que a veces, resulta más difícil porque romper paradigmas sí que se muestra imposible. Ojalá que no.