En Bruselas, corazón del nuevo eje cafetero de alta calidad, sólo se respira tristeza. En Bruselas, corazón del nuevo eje cafetero de alta calidad, sólo se respira tristeza. El crimen de Ricaurte Hernández Castillo, ícono de los cafés especiales, el primero que lo posicionó en el mundo con el más alto precio, causó indignación que hasta el cielo se opacó y lanzó lágrimas de lluvia en señal de duelo. GERARDO VALENCIA GUTIÉRREZ LA NACIÓN, PITALITO La muerte del caficultor Ricaurte Hernández vistió de luto los cafetales que empezaban a florecer con las primeras lluvias de febrero. Como lamentando su partida, el cielo también lloró al paso del cortejo que acompañó el féretro hasta su finca en lo alto de la vereda El Diamante, donde por más de 30 años labró la tierra para sacarle el fruto que lo hizo conocido en todo el mundo. El dolor de su familia era compartido por los cafeteros de la región, quienes aún no salen del asombro por la forma como acabó la vida de quien se había convertido en el ícono de la caficultura huilense y en el referente principal de la producción de café en el sur del Huila.
El pionero de la alta calidad del café llegaba por última vez a su casa, esa que construyó junto a su esposa y sus ocho hijos cuando apenas empezaba a sembrar las primeras chapolas en la fría cumbre del corregimiento de Bruselas. Esta vez no hubo abrazos y besos para sus hijas, nietos y esposa, y tampoco ellas pudieron ofrecerle su bebida preferida: una rica y humeante taza de café. Un cortejo acezante llegó con el féretro a cuestas hasta la sala donde un día antes había estado viendo las noticias y comentando con su familia lo prometedor de la cosecha venidera, guiado por la abundante florescencia de sus cultivos. “Hay unos lotes más cargados que otros, pero la cosecha va a ser muy buena”, le dijo a Suldery Arango, su esposa. “Ya nunca volveremos a oír su risa, ni los mimos para sus nietos, tampoco tendremos sus consejos, pues la violencia nos ha arrebatado todo eso y mucho más, porque con él también se ha ido parte de la vida de esta finca, de esta región”, dijo John Fredy, su hijo Jesús Torres, presidente del Grupo Asociativo Café Andino, agregó que la muerte de don Ricaurte es una herida directa en el corazón de la caficultura de Pitalito, del Huila y del país. “Los caficultores estamos dolidos, heridos en el alma, porque nos han quitado a un líder, un hombre que dio todo por su familia y por el café, que era todo en su vida”, dijo el representante de Café Andino. Un ejemplo a seguir El nombre de Ricaurte Hernández se puso de moda en el año 2005, cuando un grupo de caficultores del sur del Huila y especialmente del corregimiento de Bruselas, fueron invitados a participar en el concurso Taza de la Excelencia, que por primera vez se realizaba en Colombia. El suyo fue catalogado por un jurado internacional como el mejor entre todos los grupos de café presentados por caficultores independientes y organizaciones de agricultores de todos los departamentos productores del café del país. Desde entonces su nombre, la finca Los Nogales y su café, se convirtieron en punto de referencia para todos los caficultores de la región y del país, que querían saber el secreto para producir el mejor café del mundo. Su café fue subastado y vendido a 19,2 dólares la libra, algo jamás lograda por un productor colombiano. Su lote de café lo compró el exportar japonés Kentaro Maruyama a través de su firma Kentaro Coffee, y desde entonces el café de Los Nogales ha estado presente en la mesa de los más exigentes consumidores de esa bebida en el Japón. La calidad de su café, que según él, tenía como principal elemento el amor con que se desarrollaba todo el proceso desde la siembra hasta el beneficio, le valió además su participación en la Feria Mundial de Café en los Estados Unidos, de lo cual siempre estuvo orgulloso; reconocimiento por parte de la Federación Nacional de Cafeteros, de la Administración Municipal de Pitalito, y sobre todo, de sus compañeros del Grupo Asociativo Café Andino, del cual fue uno de sus fundadores. Su popularidad y éxito en la producción de café nunca le hicieron cambiar su forma de ser. Sus amigos lo recordarán siempre como el hombre jovial, sencillo, honesto y trabajador, que siempre estuvo enamorado de su familia y de su finca, porque el café y su familia eran todo en su vida.