Dice una frase anónima, “La política es el arte de obtener el dinero de los ricos y el voto de los pobres con el pretexto de proteger a los unos de los otros.” Y desde luego nada más cercano a la realidad.
Sería muy ingenuo pensar que para las próximas elecciones, la forma de hacer política diera un giro de 180 grados, y mucho más, que las personas se interesaran en votar sin que haya un billete de por medio.
Con unas campañas políticas en una fase de precalentamiento competitivo -dirían los deportólogos-, ya comienzan a aparecer los famosos estímulos electorales que movilizan a la gente a cuanta reunión sea programada.
Es increíble como muy a pesar de que esté más que comprobado que el que da mucho en campaña hace muy poco en su gobierno, existan personas que alaben a quien en una velada “desinteresada”, regalen motos, televisores, ventiladores, etc.
Preocupa que la manera más efectiva de ganar unas elecciones, por parte de los políticos sea la de repartir dinero a diestra y siniestra.
Sin embargo, ellos son los primeros en reconocer que el dinero tarde o temprano se acaba y por eso algunos muy “vivos” deciden guardar la tulita negra, para el mismo día de elecciones, y así garantizar que el dinero tenga un efecto más disuasivo.
Cuando las cosas se complican y el factor billete se vuelve cada vez más escaso, aparecen las famosas rifas en donde el premio mayor-que por lo general es una moto- ya tiene dueño y este se presta para hacer la pantomima de que se la ganó en el acto.
Con todo y esto, aún la gente se vive quejando por los pésimos dirigentes que eligieron, pero cuando tuvieron la oportunidad de dar un voto a conciencia, prefirieron optar por el suave y delicado olor de un billete de veinte mil.
Este tipo de elector, ya incluso no es el mismo ingenuo de antes, que recibía el dinero y votaba por la persona indicada.
Hoy en día, existen personas que han profesionalizado el “arte” de recibir dineros y electrodomésticos de una, dos y hasta más campañas electorales en un solo día, lo triste es que muy seguramente lo seguirán haciendo ya que nunca semejante “viveza” podrá mejorar efectivamente su calidad de vida.
Pero no todo es plata, para colmo de males, hay personas cuyo interés máximo es ayudar en una campaña electoral, esperanzado de obtener algún puesto. El arma de doble filo de esta poco democrática decisión, es qué hacer si su candidato no llega a ganar, francamente esos 4 años venideros serán para esa persona todo un reto para su bolsillo.
Sin embargo lo más triste de todo, -tal y como lo reseña la frase al inicio de esta columna-, es como un político es capaz de manipular al pobre elector, gastando en él la plata que grandes inversionistas le han inyectado para ello, de tal forma que, una vez elegidos, empiecen a cumplir al pie de la letra, la agenda que ellos le ordenan de allí en adelante materializar.
Me explico, si su candidato ha recibido dineros de EPS en su campaña, adivinen ¿quiénes tendrán a cargo la captación y administración de los recursos para la atención de afiliados en su municipio? Exacto.
En Neiva sucede algo curioso y es que a pesar de ser una ciudad con un parque automotor, donde predominan las motocicletas, los concejales no han hecho nada para que se garantice el pleno uso y goce de estas por parte de los ciudadanos. Pero eso sí, no dudaran ni un día en salir a las calles para abordar a la gente y decirles lo bien representados que estarán cuando ellos ganen.
Si bien es cierto, tal vez esta generación no alcance a crear una verdadera conciencia electoral, las generaciones venideras lo hagan, pero sí y solo sí, invertimos en su educación.