Varios sectores de la economía huilense, como comerciantes, transportadores y gerentes empresariales, entre otros, estaban siendo extorsionados desde la cárcel Picaleña de Ibagué, y la Modelo de Bogotá Varios sectores de la economía huilense, como comerciantes, transportadores y gerentes empresariales, entre otros, estaban siendo extorsionados desde la cárcel Picaleña de Ibagué, y la Modelo de Bogotá, acrecentando el miedo. El Gaula Huila de la Policía y el Ejército Nacional piden que se denuncien estos episodios. Yuri Tatiana Merchán Perdomo LA NACIÓN, Neiva Recibir una llamada telefónica de un extraño que exige dinero para devolver algún objeto perdido o robado, o para frenar un posible atentado a bienes o familiares, lleva a que las víctimas cumplan con las exigencias expuestas por el extorsionista para evitar mayores tragedias, alimentando así la extorsión, siendo el pánico y el desconocimiento ciudadano, los ingredientes que abonan el terreno para que la extorsión carcelaria se convierta en un negocio creciente. Los extorsionistas se identifican como miembros de las bandas criminales de “Los Urabeños” o integrantes de la “Columna Teófilo Forero de las Farc”, utilizando nombres como ‘El Paisa’, ‘Roberto’, ‘Gavilán’, ‘Jean Carlos’ y otros alias, asociados con miembros de estas bandas criminales, generando mayor zozobra en la víctima, llegando al punto de no dar previo aviso a la autoridad, y en muchos casos no denuncian la extorsión. Según el Gaula de la Policía Huila, “las labores investigativas adelantadas frente a los últimos casos conocidos dentro de la modalidad llamada extorsión carcelaria, se ha establecido que el modus operandi de estos delincuentes, es el de obtener los números telefónicos de las residencias, establecimientos de comercio y fincas que figuran en las páginas de directorios telefónicos”. Por tal razón, en mayo de 2012 fueron encontrados dentro de las celdas de la penitenciaria La Picaleña en la ciudad de Ibagué, cuadernos con nombres y números telefónicos de industriales y comerciantes huilenses que estaban siendo extorsionados, hallazgo que fue posible en el desarrollo de la operación ‘Demoledor’. Una fuente oficial de la Policía expresó que “las exigencias iban desde recargas de tarjetas para teléfonos celulares, hasta la consignación de dinero para la compra de munición e inyecciones de leishmaniasis”. Además de los listados de las víctimas, descubrieron 63 celulares, 80 sim card, 32 cargadores, siete dispositivos manos libres y directorios telefónicos, todo ubicado en caletas de celdas, patios y lugares comunes del centro carcelario. Continúa en el 2013 De acuerdo con la teoría que señalan los investigadores de la fuerza pública, los sujetos aprovechan los actos terroristas que trascienden en una población para lanzar olas extorsivas, como ha sido el atentado terrorista que ocurrió en días anteriores en Nátaga contra la estación de Policía, o la efectuada en el barrio Pozo Azul en las primeras semanas de febrero en la que estalló una moto con explosivos, generando gran impacto en la población, desatando reacciones y quejas sobre la seguridad del municipio y departamento. “Al suceder este evento se dispara la extorsión en el Huila, especialmente en el municipio con unas llamadas extorsivas a comerciantes, gerentes bancarios, hoteleros y médicos. Nosotros inmediatamente tomamos la acción y la referencia de antecedentes, y encontramos que estas llamadas están siendo emitidas desde la cárcel La Picaleña, de un número constante, logrando establecer que es una extorsión de tipo carcelaria, causando zozobra, temor, pánico en la ciudadanía, teniendo un efecto a futuro de inquietar la tranquilidad, el curso normal de las actividades de las personas”, manifestó una fuente del Gaula del Militar del Ejército Nacional. Es así que los privados de la libertad se atribuyen los hechos con el fin de intimidar a sus víctimas, convocando a los ciudadanos a supuestas reuniones, exigiéndoles inyecciones, radios de comunicaciones, uniformes y armamento, con cuantías no mayores a cinco millones de pesos, y de no acceder a sus pretensiones, amenazan con hacerle daño a la persona que contesta la llamada o a su núcleo familiar. El dinero exigido producto de la extorsión debe ser consignado a una cuenta bancaria o en la mayoría de los casos dan a conocer un nombre y un número de cédula para que se realice un giro por las empresas que realizan esta actividad. Por tal razón, el Comando de Departamento de Policía Huila viene adelantando una intensa campaña de prevención, con el fin de prevenir extorsiones desde las diferentes cárceles del país, en especial la Picaleña en el departamento del Tolima, y La Modelo en Bogotá. Es así que invitan a la comunidad huilense a denunciar el flagelo de la extorsión a través de la línea gratuita del Gaula de la Policía 165 y 123, o al 147 número del Gaula Militar. Recomendaciones De acuerdo con las autoridades, lo primero que el ciudadano debe saber frente a una llamada de tipo extorsivo, es que es importante mantener la calma, escuchar cuidadosamente y no comprometerse en nada. Una vez el extorsionista cuelgue, se debe registrar fecha y hora de la llamada, duración de la misma y de inmediato solicitar la asesoría del personal idóneo, a través de la línea gratuita para que el personal pueda actuar con rapidez y eficiencia. No obstante, es fundamental que la víctima asuma comportamientos de autoprotección, tales como evitar revelar aspectos personales o familiares, proteger la información sensible y dejar de lado los comportamientos ostentosos. Es indispensable obtener el servicio de identificador de llamadas. Otros aspectos que generan vulnerabilidad se relacionan con el exceso de confianza en personas cercanas, rutinas en los movimientos, rutas y horarios. A raíz de esta problemática, la Policía Nacional llevará a cabo la semana de la prevención con los gremios que vienen siendo más afectados, como transportadores, profesionales de la salud, hoteleros, cafeteros y comerciantes, actividad encaminada para contribuir a minimizar los delitos que afectan a la seguridad ciudadana. Modalidades extorsivas Son varias las modalidades empleadas por los extorsionistas. Entre las más comunes se encuentra la escrita, hecha a través de cartas, recortes de periódicos, sufragios, mensajes de texto o correos electrónicos. Sin embargo, las modalidades intimidatorias más empleadas son las llamadas a fijos y números celulares. El 70 por ciento de los casos reportados, utilizaron estos medios. Le sigue la personal o a través de emisarios. Tipos de extorsión Extorsión subversiva: realizada por grupos al margen de la ley, sus víctimas en la mayoría son personas con solvencia económica. Vacuna: efectuada por grupos subversivos o bandas criminales declarando a sus víctimas como objetivo militar. Extorsión carcelaria: realizada desde la cárcel por reclusos o internos simulando ser cabecillas de grupos al margen de la ley; por lo general los pagos exigidos siempre son por consignación o giros. Devolución de bienes o documentos: es ejecutada por delincuencia común a través del hurto de algún bien para realizar la exigencia económica. Por no revelar información íntima: por lo general son excompañeros sentimentales que tienen fotos, videos o contactos por redes sociales, que el delincuente utiliza para realizar la exigencia económica con el fin de no ser revelados. Extorsión clásica: buscan obtener un lucro, amenazando al núcleo familiar de la víctima y haciéndose pasar por las AUC o guerrilleros. Para regular la salida de llamadas desde celulares en las cárceles, bloqueaban la señal telefónica en donde salía afectada la comunidad aledaña de la cárcel, por lo que la medida de seguridad la implementan en ciertos horarios. Extorsión Es la intimidación y el constreñimiento por delincuentes comunes u organizaciones al margen de la ley con el fin de obtener un provecho económico ilícito. Quien lo realice incurrirá en prisión de 12 a 16 años y multa de 600 a 1.200 salarios mínimos legales mensuales vigentes. La no denuncia de este delito permite el fortalecimiento de estos grupos delincuenciales, fomentando el aumento de la extorsión y la financiación de los mismos a través de la intimidación de las víctimas por amenazas que atentan en contra de la vida, la integridad personal, familiar y su patrimonio.