De viaje para San Agustín con mi familia en el fin pasado de semana, al pasar por Garzón decidí conocer el puente de 1.750 metros de longitud que la multinacional Emgesa construyó sobre el Magdalena en la vía hacia el Agrado en desarrollo del embalse de El Quimbo. Confirmé lo dicho por muchos en Neiva: que este puente es una frustración.
El diseñador no tuvo en cuenta a los ciclistas ni a los peatones. Es de doble vía, pero el andén peatonal se reduce a un espacio de 70 centímetros y está construido solo por uno de los costados. Dos personas que caminen en sentido contrario obliga a una de ellas a hacerlo por el espacio vehicular con los riesgos que ello implica. Carece de iluminación, como lo exigen las normas, y de bahías para el estacionamiento transitorio en caso de avería. Y, por si fuera poco, las barandas de tubería metálica son solamente por un costado, por el otro es un muro de concreto que le resta estética a la obra. Los vehículos rozarán o golpearán este muro ante la falta de un sardinel y el subsiguiente andén.
Estas deficiencias demuestran que ninguna autoridad nacional o departamental revisó, como era su deber, las especificaciones de su diseño. ¿Acaso esta obra de infraestructura vial no tuvo una licencia específica acompañada de una interventoría?
Emgesa hizo lo que se dio la gana. Lo construyó solamente por la necesidad surgida por el embalse y no para dotar al Huila de una infraestructura de comunicación y turismo. Lo elemental era que a ambos lados de la vía se contara con espacio para los peatones de al menos 1.50 mts de amplitud tratándose de que esta es una zona de alto desplazamiento a pie de campesinos y de turistas que desean disfrutar del paisaje que va a generar la dimensión y la vista panorámica del lago. De este puente vino al Huila a hacer alarde el vicepresidente Vargas Lleras y luego el presidente Santos a inaugurarlo como si no supieran que sus características son indignantes para muchas personas a quienes nos duele el trato que el Estado da a este Departamento.