Hace pocos días visitamos este municipio para reunirnos con sus líderes populares. Es territorio ancestral en el Alto Magdalena donde habitó un pueblo de artistas talladores de piedra que desapareció en la bruma de los tiempos. Su paisaje único y sagrado de belleza verde en el corazón del Macizo Colombiano abraza la caída de las aguas en los Saltos de Bordones y Mortiño.
Hoy este bello panorama se encuentra amenazado con la construcción de más represas a cargo de Cormagdalena en asocio con Hydrochina y Deltares, obras que comenzarán aguas arriba de Isnos, continuarán la privatización del río Magdalena, destruirán los ecosistemas, las tierras productivas y los proyectos de vida de la población, e incrementarán el desempleo, la economía informal y la delincuencia. Sólo se beneficiarán las empresas multinacionales, y los ambiciosos y corruptos caciques politiqueros del Huila que no dudaron en vender el Departamento y sus recursos naturales en el caso de El Quimbo.
El 5 de diciembre de 1995 la UNESCO declaró como Patrimonio Histórico y Cultural de la Humanidad a los parques arqueológicos Alto de las Piedras, de cimas con vegetación intrincada, y Alto de los Ídolos, con su vigía la escultura del Doble Yo. Ubicados en su jurisdicción fueron importantes centros religiosos y rituales indígenas donde se encuentran ejemplos únicos de estructuras funerarias de la Cultura Agustiniana, con representaciones de seres humanos y animales, y presencia de policromía en la estatuaria, y en las paredes de los sepulcros y templetes.
Desde 1538 se tiene noticia de su existencia, en principio un asentamiento a las orillas de la quebrada La Chorrera. Por ordenanza No. 024 de 1958 se erigió como municipio, con terrenos segregados de San Agustín, Saladoblanco y Pitalito, lo cual se ratificó en 1963 mediante Ordenanza No. 019 de la Asamblea Departamental del Huila que modificó su denominación quedando registrado sólo como “Isnos”, cuyo significado es “piedra sagrada”. Antes uno de sus fundadores, el presbítero Jesús Hermógenes Rodríguez, lo había complementado con el nombre de “San José”, como figura la parroquia.
En la actualidad tiene 21.600 habitantes, con predominio de los jóvenes, en su mayoría asentados en la zona rural, población con un porcentaje de necesidades básicas insatisfechas del 46.63% correspondiente a hogares sin acueducto, alcantarillado o energía eléctrica. Sólo la cabecera municipal presenta un alto cubrimiento de servicios públicos, pero sus redes de acueducto y alcantarillado están obsoletas pues se producen muchas filtraciones o algunos barrios se inundan en época de invierno. Sus habitantes han provenido desde su fundación de los departamentos del Cauca y Nariño, de municipios cercanos como Pitalito, San Agustín y Saladoblanco, o de ciudades como Popayán y Cali. Además hay un cabildo indígena del Pueblo Yanacona y población desplazada venida del Caquetá, Nariño, Putumayo, Cauca, Tolima, Córdoba y otras regiones del Huila.
Cerca del 25% de los pobladores no sabe leer ni escribir, la mayoría de los niños de cinco años no asiste a ninguna institución educativa, pero el número de niños y jóvenes entre seis y dieciséis años que atienden a la educación básica y media ha venido en aumento; sólo 72 jóvenes acceden a la educación técnica y tecnológica, hay 93 personas con estudios universitarios y 26 con estudios de postgrado. La infraestructura educativa requiere de mejoras urgentes en construcciones de aulas, y dotación de baterías sanitarias, bibliotecas y acceso a servicios informáticos.
La cobertura de afiliación a seguridad social en salud ha avanzado notoriamente, pero todavía está por fuera de ella el 10% de la población. En la población joven se registra alto consumo de sustancias psicoactivas y de licor.
Está situado en el Suroccidente del Departamento a 228 kilómetros de Neiva sobre el área de amortiguación del Parque Nacional Natural de Puracé. Se comunica con los principales centros del Huila por vías departamentales y nacionales. Las vías terciarias son destapadas, llegan hasta algunos lugares y continúan luego por caminos de herradura, lo que perjudica a la población campesina en el proceso de transporte y comercialización de sus productos.
En su territorio, con una extensión de 361 kilómetros cuadrados de relieves planos, quebrados y escarpados, se encuentran bosques nativos, asentamientos urbanos, agricultura, pastos y rastrojos, estos últimos resultado de la deforestación del bosque primario y de las quemas. En su territorio crecen especies forestales como roble, amarillo, chaquiro, sindayo, arenillo, pino colombiano, laurel, encino, mediocomino y cedro negro.
Es municipio de varias fuentes hídricas, provenientes de tres microcuencas hidrográficas constituidas por los ríos Mazamorras, Bordones, la quebrada La Chorrera y nueve más, que vierten sus aguas al Magdalena sin ninguna clase de tratamiento de aguas residuales, fuente de contaminación de la arteria fluvial y de focos epidémicos que se agravan con la acumulación de basuras. Isnos ocupa el tercer lugar de la subcuenca del Alto Magdalena en el proceso de deforestación que afecta las fuentes de agua estimado en un 4.6%. Preocupa la disminución en un 40% del caudal de la quebrada El Helechuzal que abastece al Acueducto Regional Isnos, lo cual exige urgente compra de predios, y expedición y aplicación de normas de protección. Cada vez se hace más difícil obtener el agua para actividades como consumo humano, riego de cultivos o necesidades industriales.
La base económica del municipio es la producción agropecuaria con cultivos como la caña panelera -principal producto pues aporta el 78% a la producción agrícola municipal y el 63% a la departamental-, el café, el fríjol y los frutales que demandan un alto uso de agroquímicos e insumos que se usan sin conocimiento técnico, lo que genera desequilibrios naturales y efectos negativos en la salud humana.
Hay 750 establecimientos productores de panela que generan 10.500 jornales mensuales en beneficio de 3.500 familias. La panela producida en este municipio tiene fama de ser la mejor del Departamento. En estos ladrillos dulces que alegran la conversación y espantan el frío se halla el sabor de la patria, de esa Colombia campesina que día a día sigue construyendo el país en espera de un futuro con paz, democracia y justicia social.
Al salir de Isnos nos invadió un sentimiento atávico que venía de las voces de los antepasados, de músicas de quenas libertarias, del sabor de la panela y del olor húmedo del bosque de sus montañas gigantescas.