El accidente de la estudiante de Octavo Grado de la Institución Educativa Departamental Tierra de Promisión rebosó la paciencia del estudiantado, que solicitó en años pasados a la Alcaldía reductores de velocidad. A la problemática se suma el mal estado de la estructura física de la institución. Cuerpo educativo realizan las denuncias. El accidente de la estudiante de Octavo Grado de la Institución Educativa Departamental Tierra de Promisión rebosó la paciencia del estudiantado, que solicitó en años pasados a la Alcaldía reductores de velocidad. A la problemática se suma el mal estado de la estructura física de la institución. Cuerpo educativo realizan las denuncias. LA NACIÓN, NEIVA El accidente ocurrido el 20 de febrero del presente año colmó la paciencia del estudiantado, que está cansado que la Alcaldía Municipal no les dé pronta solución a las necesidades que presentan desde hace varios años. Una de esas solicitudes que hicieron por escrito ante la Secretaría de Tránsito fue la de colocar los reductores de velocidad, ya que la comunidad educativa veía amenazada su vida a la hora de entrada y salida de la institución, llamado que fue atendido pero sin una solución eficiente, así lo expresó Cristian Castañeda, estudiante de Grado Undécimo: “Nuestra inconformidad rebosó con lo ocurrido con nuestra compañera que fue arrollada por un vehículo a falta de la señalización y reductor de velocidad en las calles próximas a la institución, pero la Secretaría de Tránsito hizo caso omiso a nuestra solicitud, y este accidente se pudo haber prevenido”. Igualmente el docente José Lizardo Lara, especialista en Lúdica y Desarrollo Cultural y encargado dentro de la institución del Proyecto de Prevención y Atención de Riesgo, aseveró que “llevamos un año solicitando a la Alcaldía de Neiva reductores de velocidad, obteniendo como respuesta que nosotros pusiéramos los materiales y ellos ponían la mano de obra, cosa que no podemos hacer,porque la institución carece de recursos y ahora fuimos testigos del accidente de la estudiante de Grado Octavo, que tiene graves fracturas y traumas internos”. El accidente de la estudiante impactó a todos sus compañeros, por lo que se han unido para exigir solución a esta gran necesidady tienen previsto realizar una marcha y dirigirse a la Secretaría de Tránsito en busca de una solución. Infraestructura deteriorada “Le exigimos al gobierno municipal que nos dé una respuesta pronta a las necesidades que ponen en riesgo la vida del estudiantado”. Con esta expresión estudiantes del Departamental reclaman y anhelan una institución digna y adecuada para aprender sin poner en riesgo su vida. Son muchas las necesidades que existen en el plantel educativo: baterías sanitarias deterioradas, machimbre a punto de caer, redes eléctricas obsoletas, canchas deportivas dañadas y sin techado, son algunas de las denuncias. “Las condiciones del colegio no son tan óptimas para recibir clases, los baños no son adecuados para el uso de seres humanos, el techo y el cableado está en unas condiciones pésimas, éste se encuentra pegado con cinta aislante, el techo y el machimbre está podrido”, manifestó el estudiante Castañeda. Son 52 años de historia los que tiene la Institución Educativa Departamental Tierra de Promisión, “y su red eléctrica está perdiendo su vida útil, debido a que no podemos hacer uso de equipos que requieren gran cantidad de voltaje porque en seguida se saltan los tacos, por lo que se dificulta la realización de actividades que impliquen, por ejemplo, potencia de sonido”, comentó Lizardo Lara. La cubierta del tejado del centro educativo es antigua, por lo que el comején hace de las suyas con lo poco que queda, haciendo derrumbar los ventiladores de los salones. “En el año pasado se cayó un ventilador en uno de los salones, y por fortuna no hubo víctimas humanas”, contó el docente. A dichas necesidades se suma que el colegio no es sismoresistente, evidenciándose el deterioro y riesgo que presenta una de las paredes de la cancha de deporte. “Cuando un estudiante se apoya de esa pared, ésta empieza a moverse, siendo un peligro eminente para el estudiantado”, aseveró el profesor. A esas problemáticas se le suman los olores provenientes de su vecino, el cementerio central, que además trae presencia de abejas africanizadas. También el aula de Informática está amenazado por un gran árbol que con el tiempo se ha inclinado hacia la edificación, por lo que lo consideran como un riesgo. Otras denuncias A pesar que los jóvenes deportistas de la institución han dejando en alto el nombre del colegio, municipio y del Huila, sus escenarios deportivos carecen de estructura física. Sus canchas están dañadas y los espacios no cuentan con techado, por lo que los estudiantes sienten que su esfuerzo no se ve reflejado en estos espacios. Igualmente, varios estudiantes dialogaron con LA NACIÓN para expresar su inconformismo con la petición de dinero en la institución. La venta del periódico estudiantil, rifas y demás solicitudes se están convirtiendo en habituales. La institución realiza una edición anual del periódico escolar a un costo de 2.500 por ejemplar, entregando ocho unidades a cada alumno de los grados Noveno y Décimo, y una unidad por estudiantes de los demás grados. Hagan cuentas. Otras de las formas de recolectar fondos es la rifa de combos por 2.000 pesos, con una cantidad de 10 a 20 puestos por estudiante, y así con las demás peticiones para arreglos del centro educativo. LA NACIÓN intentó conversar con la rectora Gilma Olaya, quien se molestó por la presencia de la prensa dentro de la institución, pero reconoció que los arreglos que actualmente están realizando, como el de alcantarillado, lo ejecutan con fondos propios, debido a que aún no tienen recursos del Gobierno. Docente José Lizardo Lara. El viejo árbol se ha inclinado con el pasar del tiempo hacia el aula de Informática, por lo que temen que ocurra algún accidente en época invernal. El comején se está comiendo el viejo machimbre de la institución, quedando débil y derrumbando los ventiladores que prestaron su servicio por años y atentando con la vida de la comunidad educativa. El cableado eléctrico del auditorio del colegio y salones está expuesto a la intemperie. Los estudiantes exigen solución a sus necesidades. La pared de la institución está a punto de caer. El riesgo es eminente. Cristian Castañeda.