No más paro

El paro cafetero iniciado hace ocho días amenaza con prolongarse indefinidamente con todas las consecuencias sociales, económicas y sanitarias y podría convertirse en una bomba de tiempo si no se busca una salida definitiva para conjurar la protesta. El paro cafetero iniciado hace ocho días amenaza con prolongarse indefinidamente con todas las consecuencias sociales, económicas y sanitarias y podría convertirse en una bomba de tiempo si no se busca una salida definitiva para conjurar la protesta. El movimiento está pasando de castaño a oscuro, se están perdiendo los liderazgos, cunde la confusión y la anarquía en varios puntos, estamos ad portas de una verdadera crisis humanitaria, el cansancio es pésimo aliado de la sensatez y la racionalidad; se está deslegitimando la justa protesta y caen negros nubarrones sobre la más impresionante demostración de descontento campesino de la historia reciente del país. El Gobierno Nacional subvaloró la protesta y minimizó las advertencias, como lo expresaron los comerciantes del sur del Huila, en una carta al presidente Santos. La institucionalidad cafetera tampoco dimensionó la magnitud de la movilización y quiso bajarle el tono. Pero los hechos han demostrado todo lo contrario. El movimiento está adquiriendo mayor fuerza y no será disuelto a punta de gases lacrimógenos. Al paro iniciado por cultivadores se sumaron otros sectores sociales, incluyendo sectores radicales, que han agravado la crisis humanitaria y han originado permanentes enfrentamientos con la fuerza pública  que dejan más de un centenar de heridos. En el Huila nadie pone en duda la justeza de las reclamaciones de los cultivadores. De ahí la amplia solidaridad que ha generado el movimiento, encabezado por alcaldes, concejales, personeros, comerciantes  y por la iglesia. Pero las cosas tienen un límite y tales linderos los fijan los mismos objetivos del movimiento: lograr la atención del Gobierno central, acceder a condiciones favorables para salir del enorme atolladero por el bajísimo precio del grano, obtener mejoras en los plazos y acceso a créditos, frenar el espiral alcista de los insumos y lograr reformas de fondo en la estructura y manejo, a largo plazo, de la Federación Nacional de Cafeteros. Una justa bandera pero no a costa de la misma región, no atentando contra los derechos fundamentales de los demás, no poniendo en riesgo las vidas de los más vulnerables, ni provocando tragedias por una posición irrazonable, por ejemplo, de impedir el paso de una ambulancia o interferir las misiones médicas. Ante este panorama que amenaza con complicarse el Gobierno Nacional debe demostrar una mayor voluntad política para restablecer con urgencia la mesa de negociaciones para encontrar un acuerdo final. Los esfuerzos no han sido suficientes para atender adecuadamente las demandas. El recorrido que adelantan los ministros por las regiones de protesta no resuelve el problema. En manos del propio Presidente de la República está la solución definitiva para poner fin a la protesta. La mediación del vicepresidente Angelino Garzón puede servir para restablecer la confianza entre las partes y buscar soluciones. El paro no puede prolongarse indefinidamente. Todos los sectores deben hacer causa común para encontrar un consenso sin vencedores ni vencidos. A los promotores del paro hay que reclamarles sensatez y racionalidad. El Huila no aguanta más. “el Gobierno Nacional debe demostrar una mayor voluntad política para restablecer con urgencia la mesa de negociaciones para encontrar un acuerdo final”. Editorial Sin poder despedirse de los venezolanos, el presidente Hugo Chávez falleció acosado por un cáncer que no pudo vencer. Un final dramático para un carismático y controvertido líder. Aunque suene irónico, su deceso despeja la incertidumbre pero no disipa las dudas sobre el futuro en el vecino país.