En 1660 se estableció en territorio de andaquíes la misión de los padres franciscanos, hoy sitio de Pueblo Viejo. La ubicación actual de Acevedo recibió originalmente el nombre de San Francisco, pero en 1935 la Asamblea del Huila, mediante Ordenanza No. 025, lo erigió como municipio por iniciativa de Joaquín García Borrero con el nombre que lleva en la actualidad en honor al Tribuno del Pueblo, José Acevedo y Gómez, muerto en sus montañas en 1817 durante la época del Terror desatada por Pablo Morillo. Cuenta con 30.200 habitantes, de los cuales 5.600 residen en su cabecera y el resto en la zona rural.
Está situado a 182 kilómetros de Neiva en la Cordillera Oriental y su Serranía de La Ceja, en territorio quebrado de 612 kilómetros de extensión con algunos valles pequeños, vegas en las márgenes del río Suaza y un clima promedio de 22 grados centígrados. Este río es el eje de su sistema hidrográfico que se conforma con afluentes como el Riecito, once quebradas -entre las que se destacan la Quizayá en donde se encuentra el hermoso Charco Azul, remanso de ondas tranquilas, y la de La Chorrera, que se precipita como potro cristalino por entre peñas y riscos -, además de ocho arroyos de belleza singular.
Alberga el Parque Nacional Natural Cueva de los Guácharos, el primero del país declarado en esa categoría en 1960, y en 1980 como Reserva de la Biósfera por la UNESCO. Es área de selva andina y subandina, hábitat de biodiversidad donde crece el roble negro y morado, productora de agua y oxígeno catalogada como pulmón de la humanidad. Allí mora la especie de aves de los guácharos, estudiada por primera vez por Alexander von Humboldt. Se trata de la única ave nocturna frugívora del mundo, de color pardo rojizo y manchas blancas, considerada por los andaquíes como símbolo de la derrota de su pueblo a manos de los conquistadores: las pintas blancas de su plumaje serían las lágrimas de los guerreros andaquíes abatidos por los invasores.
Pero en contraste con la indiscutible y única belleza de su entorno, este municipio enfrenta una dura problemática de diverso orden.
La red vial a través de la cual se comunica con el resto del Departamento está constituida por las carreteras Acevedo-Pitalito, Acevedo cruce Bateas-El Encanto-Paraíso-central a Neiva-Timaná, Acevedo-Suaza, Acevedo-San Adolfo—La Mensura (Palestina), todas pavimentadas sólo en parte. Las vías secundarias y terciarias, a cargo del municipio, el Departamento e Invías están en deterioro a causa de la baja inversión en la red vial, la falta de mantenimiento periódico, la carencia de un plan vial y la escasez de recursos, a lo cual se suma la falta de obras de arte, drenaje, puentes y vados, lo cual genera dificultades de transporte y comercialización de los productos agropecuarios, problemas de movilidad, estancamiento en el desarrollo socioeconómico, afectación al sistema educativo, bajo desarrollo turístico y baja calidad de vida. El municipio no cuenta tampoco con una terminal de transporte.
Su economía está basada en el cultivo del café del que es uno de los mayores productores del Huila, con fama de ser el mejor del mundo en la variedad de cafés especiales. Además produce frutales, plátano, yuca, fríjol tradicional y tecnificado, maíz tradicional, cacao, caña panelera y cebolla junca. Son también renglones económicos importantes la ganadería, con bovinos de doble propósito de razas como cebú, pardo suizo y holstein, y el subsector avícola con aves de postura y engorde.
El índice de necesidades básicas insatisfechas, que mide la pobreza, miseria y otros indicadores fundamentales en la calidad de vida de la población, es el segundo más alto del Departamento (64.10%), después del correspondiente al municipio de Colombia (64.77%).
Tiene una tasa de analfabetismo del 7.6% en la población mayor de 15 años, el número de estudiantes matriculados representa sólo el 52% y se presenta alta deserción escolar en los distintos niveles educativos. A lo anterior se añaden problemas de hacinamiento por deficiencia y deterioro de la infraestructura educativa y por falta de aulas, deficiente y difícil acceso a las redes informáticas, dotación precaria de bibliotecas, insuficiente implementación de la media técnica en la zona rural y carencia de programas de educación de adultos.
Después del asombro que produce la contemplación de su belleza, después de la confianza y amistad inspirada por sus gentes al tenor de una conversación con un café humeante y aromático, se pregunta uno por qué Acevedo y el Huila, el Departamento más bello y rico del país, se hallan en este estado de abandono. Las campanas tocan a muerto anunciando el final de más de 200 años de atraso y frustraciones, de corrupción y desigualdad, de pobreza y falta de oportunidades a que la caduca dirigencia del Huila ha condenado a la región. Nuevos aires provenientes de sus montañas, valles, ríos y quebradas exigen y anuncian cambios para que los huilenses podamos al fin llevar una vida en dignidad, con paz, democracia, justicia social, y satisfacción de nuestras necesidades materiales y espirituales. El 25 de octubre digámosle SÍ a la defensa de la vida y del territorio, como respuesta contundente a la avidez de las multinacionales que aliadas con sus cómplices los politiqueros regionales nos vienen convirtiendo al Huila en un paraíso perdido. Esta tierra es nuestra, del pueblo del Huila, y es ese pueblo el llamado a dirigirla y dignificarla.
