La crisis del sector agropecuario es insoluble, ante los acuerdos de libre comercio, aprobados a la topa tolondra, sin análisis responsable de las condiciones nacionales, pero con inocultable sumisión a la religión del mercado. La crisis económica mundial, demostró ya, que los dogmas del mercado, igual que las del comunismo, no pueden responder por la solución racional, equitativa e integral, de las necesidades y aspiraciones socioeconómicas de la humanidad. El acuerdo con los cafeteros, es un paño de agua tibia. Ese sector de la economía, como muchos otros, es victima del libre mercado y del abandono del Régimen. Durante la bonaza lo explotó al máximo. Pero nunca tomó las medadas requeridas, por la rotura del pacto internacional de cuotas. La baja productividad, es consecuencia de falta de políticas en asistencia técnica y apoyo de la ciencia y la tecnología. La Federación Nacional de Cafeteros y el Régimen, tiene esa deuda con más de 560.000 familias cafeteras. Ahora, quieren pagarla vía presupuesto, a través de subsidios. Continúan aplicando la regla capitalista que las ganancias se la engullen unos pocos y las pérdidas las socializan. Del paquidérmico desarrollo socioeconómico nacional, es responsable el Régimen. Nunca articula políticas que hagan posible el desarrollo integral de la economía, con criterios equitativos en la redistribución del ingreso. El sofisma para la aprobación de los TLC, es el desarrollo económico de la nación y con ello, la generación de empleo y reducción de la pobreza. De esa manera le han mentido a los electores, particularmente desde la apertura económica de Gaviria. Los resultados contrarios son evidentes. Más desempleo. ¿O no significa eso, que más de 14 millones de colombianos estén en la informalidad o rebusque y casi 3 millones desempleados, más del 60% en la pobreza y la miseria? La crisis agropecuaria, no es solo de los cafeteros. Los arroceros están amenazados por las importaciones de arroz blanco y los altos costos de los insumos. Los cacaoteros están colapsados. Los avicultores permanecen con el guijarro del por qué, en la garganta. No sobrevivirán ante la importación de pollo gringo. Los lecheros no podrán competir con los países desarrollados. Mientras la producción media de una vaca gringa es de 26 litros día, en Colombia es de 2.5 litros día. Similares relaciones de producción en otros sectores agropecuarios. Los paneleros corren igual suerte. Todos abandonados a su suerte, en aras de satisfacer los designios del mercado. ¿Cómo escapar de ese demonio? Cambiando de Régimen. El Régimen lacayo, al servicio del capital nacional y transnacional, nunca se ha interesado por el desarrollo integral y soberano de la nación y las perspectivas, hacia futuro, son dramáticas. El pueblo debe ser consciente de esa realidad. Y debe tomar decisiones para cambiar el rumbo de la nación. El voto en blanco para el 2.014, es la respuesta que se le debe dar al Régimen. Por esta vía se puede revocar el congreso y a las élites que siempre han usufructuado el poder, para su propio y exclusivo beneficio. Quien se resigna a ser oruga, renuncia al derecho de protestar si lo aplastan.