Cuántas veces se condena a las personas a la destrucción de sus posibilidades de redención, convirtiendo injustamente su existencia en un infierno sin salida.
PALABRA DE VIDA
Padre Elcías Trujillo Núñez
“Yo tampoco te condeno”
«¡El que no tenga pecado, que le tire la primera piedra!». (Juan 8,1-11)
Cuántas veces se condena a las personas a la destrucción de sus posibilidades de redención, convirtiendo injustamente su existencia en un infierno sin salida. Nadie tiene derecho a destruir la vida de otros sobre la base de haber estos cometido determinados delitos, por graves que sean. Quienes los hayan cometido, en la medida en que han afectado a otras personas, deben reconocer y reparar en lo posible los daños que ha causado su comportamiento, pero su derecho a la vida sigue vigente a pesar de las posiciones propias de aquella supuesta justicia basada en el imperio de la venganza que, al destruir la vida humana, en lugar de resolver los problemas, los agrava más y más. Hay un detalle significativo: “se fueron retirando uno por uno, comenzando por los más viejos”. El Evangelio parece querer decirnos que, cuanto más se vive, más se debe vencer la tendencia a juzgar y condenar a los demás, reconociendo cada cual su propia condición de pecador y disponiéndose a reformar su propia vida en lugar de querer acabar con la de los demás. ¿Cuántas veces hemos querido asumir el papel de Dios? Juzgando, condenando, o borrando de nuestras vidas a quienes han cometido un pecado. Recordemos que sólo uno es capaz de juzgar y ese es Dios, el que no tiene pecado. Además que si Él juzga, no es para condenar sino para dar la vida, perdonando, exhortando, acompañando y fortaleciendo al pecador. ¿Por qué nos sentimos más seguros y más fuertes cuando podemos juzgar a los demás siendo que Dios ha hecho todo lo contrario? La fortaleza de Dios no está en su capacidad de condenar, de matar, de mandar a la “silla eléctrica” o de abortar al no deseado; su fortaleza está en su capacidad de perdonar, de dar la vida, de “revivir” al que estaba muerto. ¿Cuántos padres de familia no entienden su rol de padres desde la lógica de estos fariseos y escribas? Piensan que corregir es castigar y no dar vida, piensan que educar es golpear, restringir, intimidar a gritos y castigos, pero nunca se dan el tiempo de acompañar, de vivir con sus hijos sus penas, de realmente “engendrar a la vida”. Le invito a analizar sus relaciones y sus actitudes y confrontarlas con este evangelio. Pero, más allá de estas distinciones, el mensaje central es el mismo: el Dios que se nos ha revelado personalmente en Jesús de Nazaret no es un juez condenador, sino un Padre siempre dispuesto a perdonar y a ofrecerle un porvenir nuevo a quien reconoce su necesidad de salvación. Este mensaje implica una invitación a mirar el futuro con esperanza. Nota: Celebramos la Fiesta Patronal en Honor a San José de Nazareth en Garzón: hoy domingo 17 de marzo a las 6 p.m., renovación del Compromiso del amor de las parejas y ágape. El martes 19 durante toda la jornada exposición del Santísimo y confesiones y a las 6 p.m. la Solemne Eucaristía Patronal. Nos alegramos por el nuevo Papa que Dios nos ha regalado, especial don latinoamericano…Viva el Papa…Viva Francisco. Sugerencias al e-mail elciast@hotmail.com