¿Cuánta agua le queda a Neiva? No mucha. Y cada vez crece más la población, mientras que resulta más caro purificar el agua. ¿Cuánta agua le queda a Neiva? No mucha. Y cada vez crece más la población, mientras que resulta más caro purificar el agua. Panorama actual del abastecimiento para una capital en pleno desarrollo, y de la factibilidad de obtener agua del Magdalena.
Rafael Trujillo LA NACIÓN, NEIVA Nadie sabe con certeza durante cuántos años más tendrá el río Las Ceibas agua suficiente para abastecer adecuadamente la creciente demanda de la zona urbana de Neiva. A cambio, los expertos se ponen de acuerdo en un asunto: la población de la capital huilense aumenta de manera vertiginosa y, con ese crecimiento, aumenta el pedido de agua para consumo y uso doméstico, empresarial e industrial. En 1983, hace 30 años, se necesitaba en Neiva 0.4 metros cúbicos de agua por segundo. Hoy, esa cifra se ha multiplicado por más de cuatro: se requieren 1.7 metros cúbicos. En tanto, la cantidad de agua disponible está disminuyendo: en 1960, el caudal promedio de Las Ceibas transportaba 5.54 metros cúbicos de agua por segundo y hoy, 53 años después, tiene 4.12 metros cúbicos. Pero el asunto no es solo de la cantidad de agua. De acuerdo con un informe de Empresas Públicas de Neiva, este año se ha presupuestado invertir más de 3.360 millones de pesos en insumos químicos, con destino a la purificación del agua que se consume en Neiva. Estos productos, como sulfato y oxicloruro de aluminio, y cloro, son necesarios para remover la carga de desechos orgánicos y sedimentos que arrastra el río desde la parte alta de la cuenca, y que caen al río desde sanitarios, zonas ganaderas y cultivos en zonas rurales. Por si faltara, el 53.04 por ciento, más de la mitad del agua que se purifica en el sistema de acueducto de Neiva, termina “perdiéndose”: por fugas, se desaparece uno de cada cuatro metros cúbicos de agua, y el 13 por ciento del agua tratada se pierde en redes clandestinas que nadie contabiliza ni cobra, pero que igual terminamos pagando todos. Pese a este panorama, y a las crecientes y avalanchas que periódicamente experimenta el río, poniendo a la ciudad en el panorama nacional de los municipios que sufren aún suspensiones en el suministro de agua, el comportamiento de Las Ceibas es sorprendentemente más apacible, estable y constante que lo experimentó apenas unos años atrás. LA NACIÓN presenta una radiografía de lo que hoy vive el río, única fuente abastecedora de agua para Neiva en la actualidad. Estos son los desafíos del suministro para la ciudad. El río que se agota Para Humberto Rodríguez Martínez, director general del Proyecto Cuenca Río Las Ceibas, el río tiene agua suficiente para abastecer de agua a Neiva durante unos cuantos años, si se mantienen los actuales niveles de conservación de la cuenca. “Hay agua mínimo para 15 o 20 años más. La cuenca podría sostenerse hasta abastecer una población de cerca de 800 mil habitantes”, dijo Rodríguez. La verdad es que el caudal del río muestra un comportamiento inversamente proporcional al crecimiento demográfico de la ciudad. Como se anotó ya, en 1983, la captación de recurso hídrico del río Las Ceibas era de 0.4 metros cúbicos de agua por segundo. Hoy, 30 años después, se capta 1.7 metros cúbicos. Mientras tanto, el caudal pasó de 5.54 metros cúbicos de agua en 1960 a 4.5 metros en 1990. La caída de caudal más grave ocurrió entre los años 1980 y 1990, cuando se redujo en 18.8 por ciento. Para el gerente de las Empresas Públicas de Neiva, Aurelio Navarro, hay que comenzar a pensar en una fuente alterna. “Aunque el caudal que tiene el río es suficiente para atender a la población, a futuro Neiva sigue creciendo y desarrollándose. A medida que la ciudad crece, decrece el caudal, es inversamente proporcional, y de ahí que nos lleva a pensar en una fuente alterna, y qué mejor que el Magdalena, que tiene suficiente caudal para unos 50 años, tomando alrededor de dos metros cúbicos por segundo”. La cuenca Si hay algo en la memoria colectiva de los neivanos, alusivo a los servicios públicos, es la esporádica suspensión en el suministro de agua. Y si bien los cortes del servicio se han reducido en cantidad y duración, las crecientes de Las Ceibas hacen parte todavía de los fenómenos que afectan al río y su zona circundante. Estas crecientes son apenas una consecuencia del deterioro que la cuenca experimentó durante décadas, y de fenómenos asociados a sus características. Las Ceibas desciende desde 3.150 metros sobre el nivel del mar, en su nacimiento, a apenas 430 metros en su desembocadura en el Magdalena, tras recorrer solo 60 kilómetros. Este rasgo implica una gran velocidad para cualquier caudal, debido a pendientes muy elevadas, situación que se asocia a crecientes de importancia. “Estamos expuestos a las condiciones meteorológicas en la cuenca. En diciembre y a mitad de año, por el fin de la temporada de lluvias en Caquetá y Orinoquia, se produce una sobresaturación de la parte alta, una enorme acumulación de humedad. El río es el drenaje natural de la cuenca. Si la cobertura vegetal está bien, la salida del agua es menos rápida y más regulada. Sin embargo, el riesgo de crecidas sin control siempre existe”, explicó Humberto Rodríguez, director general del Proyecto Cuenca Río Las Ceibas. El acoso de colonos Aunque se trata de una presión siempre presente en muchas zonas de alta montaña en el país, no existe como tal en la cuenca del río, según refiere el director del Proyecto Cuenca Río Las Ceibas. A cambio, “sí hay presión de ganaderos procedentes de Rivera y Campoalegre, que están entrando ganado por la parte oriental de la cuenca, lo que afecta los trabajos de restauración, regeneración natural y reforestación”. El agua que se pierde No toda el agua que se capta termina en los hogares neivanos. Estadísticas de las Empresas Públicas de Neiva señalan que hay 89.901 hogares suscriptores (cifra a 31 de diciembre de 2012). Para abastecer el servicio, se captan mensualmente más de cuatro millones de metros cúbicos de agua. De ese volumen, se tratan tres millones 211 mil metros cúbicos, y se distribuyen dos millones 890 mil. Sin embargo, solo se factura un millón 403 mil metros. Uno de cada cuatro metros cúbicos se pierde por fugas, y trece por ciento del agua termina en derivaciones clandestinas. Es agua que no se mide y no se paga. En total, el Índice de Agua No Contabilizada alcanzó el año pasado 53.04 por ciento. Crecimiento demográfico Neiva tiene un crecimiento muy rápido de su población, de acuerdo con las proyecciones del Dane, que demanda cada vez mayores cantidades de agua. De 218.422 habitantes que tenía en 1985, pasó a 279.689 diez años después. Y hace apenas tres años, en 2010, ya contabilizaba 330.436 habitantes. La proyección para 2015 es que la capital huilense tenga 342.117, y dentro de siete años, en 2020, supere los 350 mil habitantes. El convenio que termina Desde 2007 opera un convenio para administrar como un bien público la cuenca de Las Ceibas, con base en un plan de ordenamiento de la Corporación del Alto Magdalena. Del convenio hacen parte la propia Corporación, la Alcaldía de Neiva, las Empresas Públicas de Neiva y la Gobernación del Huila, y su ejecución técnica está a cargo de la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación, FAO, con una amplia participación de la comunidad que habita la cuenca. Solo la inversión entre 2012 y 2013 llega a los 1.020 millones de pesos. Aurelio Navarro, gerente de las Empresas Públicas de Neiva, reconoce que, bajo el convenio, se ha frenado la disminución del caudal del río. Es evidente de conservación. Humberto Rodríguez, director del Proyecto Cuenca Río Las Ceibas, dijo a LA NACIÓN que “tenemos una comunidad organizada, con 284 familias participando y nueve grupos constituidos, que dan fe del gran balance de la comunidad participante en una serie de estrategias de descontaminación, control de erosión, de buenas prácticas de sistemas agroforestales y silvopastoriles sin afectar los recursos naturales”. Sin embargo, el convenio termina el 17 de septiembre de este año (y hay recursos únicamente hasta el 30 de mayo). Aunque el futuro del convenio parece incierto, Navarro advierte que tendrá continuidad. “Se viene ejecutando un trabajo muy interesante para preservar el agua y la cuenca”, explicó. Con recursos del Reino de los Países Bajos, se ha iniciado un programa piloto que ahora también destinará 50 millones de pesos de Empresas Públicas al pago por servicios ambientales. “Decirle al campesino: cuídenos los nacimientos de agua y nosotros le pagamos por ese beneficio. Estamos hablando de cerca de 167 hectáreas para ser incluidas en este convenio con la FAO”, explicó el gerente de Empresas Públicas de Neiva. Acción institucional Para Humberto Rodríguez, director del Proyecto Cuenca Río Las Ceibas, es fundamental profundizar en el fortalecimiento de las acciones que se desarrollan con la comunidad, unidos a un trabajo entre varias instituciones. En ello coincide Henry Garzón Sánchez, docente investigador de la universidad del Tolima, y estudiante de doctorado en Recursos Hidráulicos de la universidad Nacional. Garzón Sánchez, quien conoce el río Las Ceibas, advierte que el trabajo realizado es importante, pero falta pasar muchas cosas del papel a la realidad. “A veces la materialización de esfuerzos y el nivel de intervención y de transformación de algunas realidades de la cuenca no se refleja con ese nivel de interlocución interinstitucional”, señaló. “Tenemos que seguir hacienda la ‘gavilla’ pero con mayores recursos, y convocando a muchos más actores, y con mayores presupuestos; es más, conscientes de que hay problemas que nos han tomado ventaja, que son de vieja data”, agregó el investigador. Precisó que “hay que avanzar en priorización de algunos problemas que son medulares, con el conocimiento que tenemos. Aún desconocemos algunos elementos del comportamiento del río, y cómo son los flujos torrenciales. La pregunta es: ¿hay suficiente conocimiento interdisciplinario, intersectorial, interinstitucional, para trabajar un buen nivel de información?”. De Las Ceibas hay mucha información y múltiples estudios. Pero aun siendo así, equipos de monitoreo en tiempo real sobre el comportamiento del caudal en la parte alta de la cuenca han dejado de operar, por lo que es necesario conocer qué ocurre con el río, y que sus esporádicas crecientes no tomen por sorpresa a la ciudad… como ya ha ocurrido. Proyectos alternativos Con un río que abastece hoy de agua a la ciudad, pero que a futuro, aún bajo conservación, comenzará a mostrar un caudal cada vez más reducido frente a la demanda poblacional, se ha empezado a pensar en otras opciones. “Hoy tenemos al río Las Ceibas, pero la ciudad crece, y habrá más población y más viviendas y más demanda de agua. Necesitamos una fuente alterna que nos compense a Las Ceibas”, subrayó Aurelio Navarro. Esa fuente sería el Magdalena. “Estamos pensando en el río Magdalena, a partir de un estudio de 2005, que muestra siete alternativas, y la segunda es un bombeo del Magdalena a las plantas de tratamiento, que sería el más adecuado para compensar la necesidad de agua para Neiva, con suministro para por lo menos unos 50 años más”, dijo Navarro a LA NACIÓN. Sin embargo, para Humberto Rodríguez, las condiciones deberían de ser otras. “No solo es el costo de la conducción del agua desde el Magdalena, sino del tratamiento del agua”, explicó. “Siempre será más económico fortalecer el cuidado de la cuenca de Las Ceibas, y aún más barato potabilizarlo en esas condiciones”. Mientras se toman estas o, incluso, otras decisiones, como la posibilidad de utilizar aguas subterráneas, Las Ceibas seguirá siendo la única fuente de abastecimiento de agua para Neiva. Fuente: EPN, ingeniero Dorcey Muñoz Díaz