En San Vicente del Caguán, el pasado 23 de marzo, las Farc mediante video enviado desde La Habana, no hablaron de reforma agraria integral, contemplada en la agenda del año 2001. Esta vez con realismo político, acogieron la propuesta de los campesinos organizados y apelando a la Constitución y a la legislación colombiana, piden que se cumpla la Ley 160 de 1994 que habla de Zonas de Reserva Campesina. ¿Cuál es el escándalo, si incluso el Informe de Desarrollo humano de Naciones Unidas 2012, aceptado por el gobierno, reconoce la injusticia en la mala distribución de la tierra, y las ZRC, que son idea campesina y no del Banco Mundial o de la insurgencia, lo que pretenden es detener la concentración de la tierra? La desconfianza sencillamente es que a Santos se le dé por cumplir la ley. La resistencia de militares, terratenientes y grandes ganaderos es que allí hay limitación a la oferta y la demanda y no puedan ensancharse, es temor a que los campesinos se organicen y defiendan sus intereses. De ahí la reacción de la ultraderecha buscando atravesársele al proceso de paz, con el cuento de republiquetas independientes. Argumentan falazmente con Mauricio Botero, que las ZRC son mayor empobrecimiento, por la baja rentabilidad de resguardos indígenas o de negritudes, desconociendo que es la ausencia del Estado la explicación a la mayor pobreza. Al contrario, las ZRC están demostrando ser exitosas siempre que el Estado apoye su desarrollo integral. “Republiquetas independientes,-dijo un campesino- “son las multinacionales extranjeras, apropiadas del territorio imponiendo sus propia legislación”. La Ley 160 establece que son los pobladores los que definen su autonomía. Es la economía campesina la primera productora de alimentos que garantiza autonomía alimentaria, por encima de terratenientes y ganaderos. El 7 de enero de 1999 estaba previsto para que Manuel Marulanda, entonces comandante de las Farc, se encontrara con el presidente de la República Andrés Pastrana, fue La última vez que la guerrilla, hablara públicamente de reforma agraria. Esa cita que no se cumplió y quedó para la historia, la fotografía de la silla vacía con un presidente ansioso mirando su reloj, podrá cambiarse, si en este momento de oro en el que el éxito de la negociación depende en buena parte de la tierra, el impulso de las ZRC es acogido en la mesa de La Habana. Las cartas están echadas. Por ahora como un presagio, las campanas de la catedral de San Vicente que enmudecieron cuando Marulanda no apareció, repicaron alegremente cuando Piedad Córdoba dijo: “la paz es conjugar esfuerzos entre todos los que creemos que hay que defender la patria”.