¿Quimbo vs Betania?

La posibilidad de que el futuro llenado de la nueva represa para la hidroeléctrica El Quimbo pueda afectar, incluso hasta su desaparición, la industria piscícola que se desarrolla en la represa de Betania debe suscitar la más alta preocupación y medidas urgentes con el fin de que tal eventualidad pueda ser evitada o se adopten desde ya acciones para mitigar su impacto o prever maneras de compensación. Pero el hecho mismo de que se hable ya de la presumible pérdida total de la piscicultura que se desarrolla en Betania desde hace más de 20 años debe ponernos en máxima alerta. La posibilidad de que el futuro llenado de la nueva represa para la hidroeléctrica El Quimbo pueda afectar, incluso hasta su desaparición, la industria piscícola que se desarrolla en la represa de Betania debe suscitar la más alta preocupación y medidas urgentes con el fin de que tal eventualidad pueda ser evitada o se adopten desde ya acciones para mitigar su impacto o prever maneras de compensación. Pero el hecho mismo de que se hable ya de la presumible pérdida total de la piscicultura que se desarrolla en Betania desde hace más de 20 años debe ponernos en máxima alerta. Tal hecho generaría grandes impactos sobre nuestra economía regional, alta pérdida de empleos y enormes afectaciones sobre aquellos empresarios que han puesto al Huila en lugar de privilegio en este mercado, especialmente a través de la tilapia y la mojarra. Los piscicultores huilenses, que ya han advertido a la Autoridad Nacional de Licencias Ambientales (Anla) acerca de este riesgo, afirman que la entidad estatal aún no se ha pronunciado acerca de cómo será el llenado del embalse de la hidroeléctrica El Quimbo y los efectos directos que ello podría tener sobre la pesca de Betania. Y estamos a poco más de un año de que ello ocurra y no sabemos, o no nos han contado los que saben, qué pasará a partir del colmado de la nueva hidroeléctrica. Solo baste decir, como lo han expresado los líderes del sector, que la información que tienen, sin ser completa, es que para el llenado se implementará un plan de contingencia para vertimientos de agua de mala calidad por la descarga de fondo del embalse y que está previsto que muy buena parte de esa agua no será de buena calidad por el proceso de descomposición, lo cual califican de grave por las previsibles consecuencias sobre el embalse de Betania. Sin considerar los necesarios aspectos técnicos, que corresponden a los expertos, es claro que una represa detrás de otra provocará consecuencias sobre la primera tanto por el cambio drástico del caudal como de la misma calidad acuífera, y mucho más cuando en ésta existe una industria que depende de precisas condiciones de oxígeno para mantener la producción de los peces. Más o menos agua y altos o bajos niveles de oxígeno se refejan de inmediato en mortandad del producto, como ya ocurrió en el año 2007 cuando se perdieron 2.500 toneladas de peces en Betania por el aumento del nivel de caudal o en 1994 por la intempestiva llegada de la avalancha del río Páez. Y el panorama se agrava cuando se afirma que no se han tomado medidas para controlar la sobrecarga que se registra en el embalse por la falta de control y regulación sobre algunas piscícolas que, al parecer, están excediendo la capacidad de cultivo autorizada en cinco y diez veces. Estamos frente a una industria en alto riesgo que genera ventas anuales por más de 180 mil millones de pesos anuales para la región. Y no nos cuentan qué pasará cuando se llene el nuevo embalse. “…que se hable ya de la presumible pérdida total de la piscicultura que se desarrolla en Betania desde hace más de 20 años debe ponernos en máxima alerta”. EDITORIALITO Increíble que 15 alcaldes del Huila no hayan entrado en la onda de las elecciones atípicas ni estén comprometidos en la logística y organización. Muy grave. Además, enrarece el tema de las garantías electorales. En este caso, la Procuraduría debe examinar las circunstancias de esta atípica apatía de los mandatarios locales. ¿Politizados?