Estas son algunas de las cartas que han enviado los lectores del Diario LA NACIÓN.
“Buenas, señora gerente. Asistí al evento programado por ustedes el jueves por la noche, relacionado con la entrega de premios a los mejores deportistas del Huila, denominado Mingo Pinzón. Me parece maravilloso que se haga este tipo de reconocimientos, sin embargo, lo que empañó la gala de la noche fue el retraso en el inicio de la programación, la cual fue de más de 45 minutos. Cuando se programa un tipo de eventos de esta envergadura, se debe de ser puntual en la programación. Así no esté presente el gobernador o el alcalde, como fue el caso en mención. Qué tristeza que por el incumplimiento de estas personas, quienes asistimos puntualmente, tuviésemos que esperar todo ese tiempo. Qué irrespeto. La sugerencia, para próximos eventos, es iniciar a la hora establecida y tener más respeto con los asistentes”.
Gustavo Gómez Falla
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“Respetada doctora, esta carta está motivada por el artículo escrito en su periódico, que se titula ‘Sexo en la cárcel la dejó sin puesto’. Naturalmente este no es el escenario para volver a demostrar que el montaje fotográfico canallesco y burdo que se hizo en mi contra estuvo motivado por una acción de control al tráfico de drogas en el penal.
¿Acaso el torso que se muestra es el mío? ¿Acaso se pudo demostrar que las notas manuscritas fueron de mi autoría? ¡Pura infamia! ¿Por qué el señor periodista se ensaña conmigo reproduciendo imágenes (la del torso) que no me pertenecen y que dejan en el lector un sabor de un proceder obsceno de mi parte que nunca sucedió. Las verdades a medias son las medidas más falaces. ¿A quién favorece con ello?
Doctora Medina, la verdad es la coincidencia entre lo que pensamos y expresamos y los hechos que con nuestro proceder provocamos. En este caso apelo a la única verdad procesal y es la que el periodista debió confirmar conmigo antes de lanzar de nuevo la noticia al aire. Esta noticia es una indiscutible demostración de lo que se conoce como perfidia y por mi parte me resisto a creer que sea el pensamiento editorial de tan importante periódico. Yo me pregunto, ¿qué hay detrás de todo esto? ¿A quién le interesa dejarme sin puesto? ¿Acaso hay otros móviles promovidos por alguien que disfruta revolcándose en el lodazal de la mentira y la infamia?
Duele, ciertamente, verse sometida al escarnio público por el solo hecho de haber puesto orden en cumplimiento de mi deber. Y duele todavía más que un periódico respetable como el suyo se preste para esto sin tomar en cuenta el daño que le causa a una persona. Exijo reivindicar mi buen nombre.