La acostumbrada automedicación ha convertido la falsificación de medicamentos en algo tan rentable para las redes especializadas en este negocio ilícito, que según los expertos, la mayoría de las medicinas que circula en las droguerías de barrio en Neiva, podría tratarse de sustancias con algún tipo de adulteración.
LA NACIÓN, NEIVA
El más reciente decomiso de medicamentos falsos realizado en Neiva, en el que las autoridades evitaron la comercialización de 24.645 unidades de contrabando y 10.533 adulteradas, puso al descubierto uno de los negocios ilícitos más rentables, que está afectando de manera directa la salud de los huilenses.
Ese mismo día, se logró la detención de un sujeto con el alias de ‘Matasano’, que horas más tarde fue dejado en libertad, quedando claro una vez más que uno de los inconvenientes en este tipo de procesos penales es que el delito de falsificación de medicamentos es muy difícil de demostrar para poder judicializar a los acusados. Además, la gran mayoría de las penas por falsificación de medicamentos son sanciones muy leves (menos de cuatro años) por lo cual son excarcelables.
La acostumbrada automedicación ha convertido a este negocio en algo tan rentable para las redes especializadas en este delito, que según los expertos, la mayoría de los medicamentos que circula en las droguerías de barrio en Neiva podría tratarse de sustancias con algún tipo de adulteración.
Desconfianza en las EPS
La desconfianza en los servicios de las EPS convierte al consumidor final en alguien poco exigente; con base en este fenómeno, sumado a la escasa o casi nula capacidad de las autoridades sanitarias y judiciales para ejercer un adecuado control, convierte a la salud de los huilenses en uno de los derechos menos protegidos.
Actualmente, los productos farmacéuticos falsificados suponen el 10% de la cadena de suministro mundial y hasta el 70% en algunos países en vías de desarrollo. Otro caso es el de los medicamentos de contrabando, que por lo general no son falsos pero su ingreso al país resulta ilegal. No sólo pueden perjudicar la salud de una persona, sino que también pueden agravar una enfermedad por no producir efecto alguno y no curar al paciente.
¿Cuántas vidas han cobrado los medicamentos falsificados? Es algo difícil de responder, pero lo más preocupante es que las autoridades afirman que los integrantes de las bandas falsificadoras de medicamentos son personas con algún conocimiento en farmacéutica o en química, y están relacionadas de alguna manera y/o tienen contactos con el sector de la salud.
Modalidades del delito
Adulteración: un medicamento líquido como un jarabe, que lo destapan, le sacan la mitad y le agregan un refresco, y así se obtienen dos frascos por el precio de uno. Esta modalidad tiene una variante que consiste en recoger frascos originales y reenvasar una sustancia falsificada.
Alteración: es la modificación de la fecha de vencimiento de medicamentos que han expirado o a punto de vencerse, número del lote o la eliminación de la expresión ‘Uso institucional’, que alerta que no son comerciales.
Falsificación: modifica la composición química o el principio activo, es decir, reinventan el producto, pero lo grave es que para comprimirlo usan sustancias muy fuertes como benzoatos de sodio, que causan efectos colaterales.
Contrabando: consiste en cambiar o alterar empaques insertos a medicamentos provenientes de Venezuela o Ecuador, con el fin de darles una apariencia legal. Se presentan en sitios de frontera como Cúcuta, Pasto o Putumayo, porque en los países vecinos son baratos, dados los subsidios estatales, pero las autoridades han detectado que en el interior del país también son frecuentes estos casos.
Escasos controles
Para el gerente de una de las distribuidoras de medicamentos más reconocidas en la ciudad de Neiva, que pidió reserva para su identidad, “lo verdaderamente preocupante son los escasos controles que se ejercen en la comercialización de los medicamentos en Neiva, pues una droguería los puede comprar a cualquier distribuidor y la competencia del mercado hace que esta decisión se tome con base en el precio, sin tener en cuenta las condiciones de almacenamiento, transporte o el laboratorio de origen, eso en el mejor de los casos, en donde se peca por ingenuidad creyendo que se está obteniendo u producto original, pero que generalmente es falsificado. Otro caso es el del droguista inescrupuloso que sabe lo que está comprando pero aun así lo hace, sólo con el fin de obtener el mayor margen de ganancia posible a costa de la salud del consumidor final”.
“Son mafias especializadas tanto en el conocimiento de la composición del producto que se adultera, como de la distribución, los precios y del mercado, sobre todo para aquellos medicamentos que son de uso institucional o de circulación restringida”, explica la fuente.
La falsificación de medicamentos, es un delito excarcelable.
Las droguerías de barrio son las más vulnerables a comercializar medicamentos adulterados.
La automedicación hace crecer el negocio ilegal y afecta la salud.