Óscar Alvis Pinzón
El científico colombiano Alejandro Jadad, catalogado por la revista “Time” como uno de los genios que van a cambiar el mundo en este siglo, habla de salud y bienestar. Con un grupo de 30 expertos en La Haya, Jadad se encargó de redefinir el concepto de salud creado por la OMS (Organización Mundial de la Salud). Vamos a tratar de resumir y exponer sus interesantes reflexiones sobre salud, bienestar y felicidad. Según la OMS, salud es “el estado de completo bienestar físico, mental y social, y no solo ausencia de enfermedad”. Con esa definición nadie podría ser saludable porque cualquier molestia afecta ese bienestar. La nueva propuesta es que, la salud es la capacidad de las personas o de las comunidades para adaptarse, o para autogestionar los desafíos físicos, mentales o sociales que se les presenten en la vida. Anteriormente el médico curaba pocas veces, aliviaba a menudo y consolaba siempre. Pero con el descubrimiento de los antibióticos, creen que pueden curarlo todo, por ello ahora tratan de curar siempre, aliviar de vez en cuando y consolar raras veces.
Los actuales sistemas de salud no funcionan porque continúan enfocados en eliminar enfermedades y porque no hay atención oportuna y adecuada. Los hospitales deben utilizarse para atender enfermedades agudas, como las fracturas, la apendicitis o las que requieren cuidados intensivos, porque la mayoría de las dolencias de la sociedad contemporánea son crónicas e incurables, como la artritis, la diabetes o la demencia. Todos los modelos que guiaron nuestras vidas en el siglo XX ya no funcionan: el sistema de salud nos enferma, el educativo nos embrutece y el financiero nos empobrece. El doctor Jadad empezó como médico para curar; luego se convirtió en anestesiólogo para calmar el dolor, pero vió que el dolor y el sufrimiento seguían; entonces se doctoró en tratamiento del dolor. Y cuando trabajó con desahuciados, descubrió que hay otro dolor más allá del físico, que generalmente es causado por una carga de remordimientos, de cosas que dejamos de hacer, de darle poca importancia a lo que es esencial en nuestras vidas y darnos cuenta muy tarde. Todo parece indicar que el 50% de nuestros niveles de felicidad son determinados genéticamente; el 10% por lo que la plata puede comprar y el 40% restante, por lo que hacemos y pensamos; en esto último están nuestras oportunidades.